JUEVES XVII
PRIMERA LECTURA
Año I:
Del primer libro de los Reyes 12, 20-33
CISMA POLÍTICO Y RELIGIOSO
En aquellos días, cuando Israel oyó que Jeroboam había vuelto, mandaron a
llamarlo para que fuera a la asamblea, y lo proclamaron rey de Israel. Con la
casa de David quedó únicamente la tribu de Judá. Cuando Roboam llegó a
Jerusalén, movilizó ciento ochenta mil soldados de Judá y de la tribu de
Benjamín, para luchar contra Israel y recuperar el reino para Roboam, hijo de
Salomón. Pero Dios dirigió la palabra al profeta Samayas:
«Di a Roboam, hijo de Salomón, rey de Judá, a todo Judá y Benjamín y al resto
del pueblo: "Así dice el Señor: No vayáis a luchar contra vuestros hermanos,
los israelitas; que cada cual se vuelva a su casa, porque esto ha sucedido por
voluntad mía."»
Obedecieron a la palabra del Señor y desistieron de la
empresa, como Dios lo ordenaba. Jeroboam fortificó Siquem, en la serranía de
Efraím, y residió allí. Luego, salió de Siquem para fortificar Penuel. Y pensó
para sus adentros:
«Todavía puede volver el reino a la casa de David. Si la gente sigue yendo a
Jerusalén, para hacer sacrificios en el templo del Señor, terminarán poniéndose
de parte de su señor, Roboam, rey de Judá. Me matarán y volverán a unirse a
Roboam, rey de Judá.»
Después de aconsejarse, el rey hizo dos becerros de oro
y dijo a la gente:
¡Ya está bien de subir a Jerusalén! ¡Éste es tu Dios, Israel, el que te sacó de
Egipto!»
Luego, colocó un becerro en Betel y el otro en Dan. Esto incitó a pecar
a Israel, porque unos iban a Betel y otros a Dan. También edificó ermitas en los
altozanos; puso de sacerdotes a gente de la plebe, que no pertenecía a la tribu
de Leví. Instituyó también una fiesta el día quince del mes octavo, como la
fiesta que se celebraba en Jerusalén, y subió al altar que había levantado en
Betel, a ofrecer sacrificios al becerro que había hecho. En Betel estableció a
los sacerdotes de las ermitas que había construido en los altozanos. Subió al
altar que había hecho en Betel, el día quince del mes octavo (el mes que a él le
pareció). Instituyó una fiesta para los israelitas y subió al altar a ofrecer
incienso.
Responsorio Cf. Ex 32, 31; IR 12, 28
R. Moisés dijo al Señor: «Este pueblo ha cometido un pecado gravísimo haciéndose dioses de oro.
* Perdona a tu pueblo este pecado.»
V. Jeroboam hizo dos becerros de oro y dijo a la gente: «¡Este es tu Dios, Israel, el que te sacó de Egipto! »
R. Perdona a tu pueblo este pecado.
Año II:
Del libro de Job 38, 1-30
DIOS CONFUNDE A JOB
El Señor respondió a Job desde el seno de la tempestad:
«¿Quién es ése que denigra mis designios con palabras sin sentido? Si eres hombre cabal,
ciñe tu cintura; voy a interrogarte y tú responderás.
¿Dónde estabas cuando cimenté la tierra? Dímelo, si es que sabes tanto. ¿Quién señaló
sus dimensiones? -si lo sabes-, o ¿quién le aplicó la cinta de medir? ¿Dónde encajan sus
cimientos?, ¿quién su piedra angular fundamentó, ante el aplauso jubiloso de los astros
matutinos y entre las aclamaciones de los ángeles de Dios?
¿Quién encerró el mar con doble puerta, cuando salía impetuoso desde el seno, cuando le
puse nubes por mantillas y niebla por pañales, cuando le impuse un límite con puertas y
cerrojos, y le dije: "Hasta aquí llegarás, no más allá; aquí se romperá el orgullo
de tus olas"?
¿Has mandado en tu vida a la mañana o asignaste a la aurora su lugar, para que aferre a
la tierra por los bordes y sacuda de ella a los malvados, para que la transforme como
arcilla bajo el sello y la tiña de colores como una vestidura, para que quite su luz a
los impíos y quebrante el brazo sublevado?
¿Has entrado hasta las fuentes de los mares o paseado por la hondura del océano? ¿Te han
enseñado las puertas de la muerte o has visto los portales de las sombras? ¿Has examinado
la anchura de la tierra? Cuéntamelo, si es que tú todo lo sabes.
¿Por dónde se va a la casa de la luz y dónde viven las tinieblas? ¿Podrías conducirlas a
su tierra, enseñarles el camino de su casa? ¡Oh, tienes que saberlo, pues para entonces
tú ya habías nacido, y es tan grande la cuenta de tus días...!
¿Has entrado a los depósitos de nieve? ¿Has visitado los graneros del granizo, que reservo
para la hora del peligro, para el día de la guerra y del combate?
¿Por qué punto se divide el rayo? ¿Por dónde se difunde el viento del oriente? ¿Quién ha
abierto un canal al aguacero y una ruta al relámpago y al trueno, para que llueva en las
tierras despobladas, en la estepa que el hombre no frecuenta, para que beba el desierto
desolado y brote hierba en el páramo desnudo?
¿Tiene padre la lluvia? ¿Quién engendra las gotas del rocío? ¿De qué seno sale el hielo?
Y la escarcha del cielo ¿quién la engendra, cuando el agua se endurece como piedra y se
congela la explanada del océano?»
Responsorio Rm 9, 20; Jb 38, 3
R. ¡Oh hombre!, ¿quién eres tú para pedir cuentas a Dios?
* ¿Puede acaso la vasija de barro decir al alfarero: «Por qué me has hecho así»?
V. Si eres hombre cabal, ciñe tu cintura; voy a interrogarte y tú responderás.
R. ¿Puede acaso la vasija de barro decir al alfarero: «Por qué me has hecho así»?
SEGUNDA LECTURA
De los libros de las Morales de san Gregorio Magno, papa, sobre el libro de Job.
(Libro 29, 2-4: PL 76, 478-480)
LA IGLESIA SE LEVANTA COMO LA AURORA
Con razón se designa con el nombre de amanecer o aurora a toda la Iglesia de los
elegidos, ya que el amanecer o aurora es el paso de las tinieblas a la luz.
La Iglesia; en efecto, es conducida de la noche de la incredulidad a la luz de
la fe, y así, a imitación de la aurora, después de las tinieblas se abre al
esplendor diurno de la claridad celestial. Por esto dice acertadamente el Cantar
de los cantares: ¿Quién es ésta que se levanta como la aurora? Efectivamente,
la santa Iglesia, por su deseo del don de la vida celestial, es llamada aurora,
porque, al tiempo que va desechando las tinieblas del pecado, se va iluminando
con la luz de la justicia.
Pero además, si consideramos la naturaleza
del amanecer o aurora, hallaremos un pensamiento más sutil. La aurora o amanecer
anuncia que la noche ya ha pasado, pero no muestra todavía la íntegra claridad del día,
sino que, por ser la transición entre la noche y el día, tiene algo de
tinieblas y de luz al mismo tiempo. Por esto, los que en esta vida vamos en
seguimiento de la verdad somos como la aurora o amanecer, porque en parte obramos
ya según la luz, pero en parte conservamos también restos de tinieblas. Se dice a
Dios, por boca del salmista: Ningún hombre vivo es inocente frente a ti. Y
también está escrito: Todos tenemos muchos tropiezos.
Por esto Pablo, cuando dice: La noche va pasando, no añade:
«El día ha llegado», sino: El día está encima. Al decir, por tanto, que después
de la noche el día está encima, no que ya ha llegado, enseña claramente que nos
hallamos todavía en la aurora, en el tiempo que media entre las tinieblas y el sol.
La santa Iglesia de los elegidos será pleno día cuando no tenga ya mezcla alguna
de la sombra del pecado. Será pleno día cuando esté perfectamente iluminada con
la fuerza de la luz interior. Por esto, con razón, la Escritura nos enseña el
carácter transitorio de esta aurora, cuando dice: Asignaste a la aurora su lugar,
pues aquel a quien se le ha de asignar su lugar tiene que pasar de un sitio a otro.
Y este lugar de la aurora no puede ser otro que la perfecta claridad de la visión
eterna. Cuando haya sido conducida a esta perfecta claridad, ya no quedará en
ella ningún rastro de tinieblas de la noche transcurrida. Este anhelo de la
aurora por llegar a su lugar propio viene expresado por el salmo que dice: Mi
alma. tiene sed del Dios vivo: ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? También
Pablo manifiesta la prisa de la aurora por llegar al lugar que ella reconoce como
suyo, cuando dice que desea morir para estar con Cristo. Y
también: Para mí la vida es Cristo, y la muerte una ganancia.
Responsorio Flp 1, 3. 6. 9
R. Siempre que me acuerdo de vosotros doy gracias a mi Dios.
* Tengo plena confianza de que aquel que inició en vosotros tan excelente obra la irá llevando a feliz término hasta el día del advenimiento de Cristo Jesús.
V. Ésta es mi oración: Que vuestro amor vaya creciendo cada vez más en el verdadero conocimiento y en delicadeza espiritual.
R. Tengo plena confianza de que aquel que inició en vosotros tan excelente obra la irá llevando a feliz término hasta el día del advenimiento de Cristo Jesús.
Oración
Oh Dios, protector de los que en ti esperan, sin ti nada es fuerte ni santo;
aumenta los signos de tu misericordia sobre nosotros, para que, bajo tu dirección,
de tal modo nos sirvamos de las cosas pasajeras que por ellas alcancemos con mayor
plenitud las eternas.