JUEVES XXVII
PRIMERA LECTURA
Año I:
Del libro del profeta Isaías 37, 21-35
VATICINIOS CONTRA EL REY DE LOS ASIRIOS
En aquellos días, Isaías, hijo de Amós, mandó decir a Ezequías:
«Así dice el Señor, Dios de Israel: He oído lo que me pides acerca de
Senaquerib, rey de Asiria: Ésta es la palabra que el Señor pronuncia contra él:
"Te desprecia y hace burla de ti la virgen hija de Sión: menea la cabeza a
tu espalda la ciudad de Jerusalén. ¿A quién has ultrajado e insultado, contra
quién has alzado la voz y levantado tus ojos altaneros? ¡Contra el Santo de
Israel! Por medio de tus criados has ultrajado al Señor, y dices: `Con mis
numerosos carros yo he subido a las cimas de los montes, a las cumbres del
Líbano; he talado sus cedros altísimos y sus mejores cipreses; llegué hasta la
última cumbre y entré hasta lo más dentro de su bosque. Yo alumbré y bebí aguas
extranjeras; sequé bajo la planta de mis pies todos los canales de Egipto´.
¿No lo has oído? Desde antiguo lo tengo planeado, en tiempos remotos lo preparé,
y ahora lo realizo: por eso tú reduces las plazas fuertes a montones de
escombros. Sus habitantes, faltos de fuerza, con la vergüenza de la derrota,
fueron como plantas del campo, como hierba verde de los prados, como grama de
las azoteas, como pasto quemado antes de crecer. Conozco cuando te sientas y te
levantas, cuando entras y sales. Por haberte envalentonado contra mí, pues tu
arrogancia ha subido a mis oídos, voy a ponerte mi argolla en tu nariz y mi
freno en tu boca; y te haré volver por el camino por donde has venido."
Esto servirá de señal: Este año comeréis el grano abandonado; el año que viene,
lo que brote sin sembrar; el año tercero sembraréis y segaréis, plantaréis viñas
y comeréis frutos. De nuevo el resto de la casa de Judá que sobreviva echará
raíces en tierra y dará fruto en sus ramas: pues de Jerusalén saldrá un resto, y
un grupo de supervivientes, del monte Sión: el celo del Señor de los ejércitos
lo cumplirá.
Por eso, así dice el Señor acerca del rey de Asiria: "No entrará en esta ciudad,
no disparará contra ella sus flechas, no se acercará con escudo ni levantará
contra ella empalizada: por el camino por donde vino se volverá, no entrará en
esta ciudad -oráculo del Señor-. Yo escudaré a esta ciudad para salvarla, por mi
honor y el de David, mi siervo."»
Responsorio Is 52, 9-10
R. El Señor consuela a su pueblo, rescata a Jerusalén;
* y verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios.
V. El Señor desnuda su santo brazo a la vista de todas las naciones.
R. Y verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios.
Año II:
Del libro de Ben Sirá 5, 1-6, 4
LA RECOMPENSA DIVINA
No confíes en tus riquezas ni digas: «Soy poderoso», no confíes en tus fuerzas
para seguir tus caprichos; no sigas tus antojos y codicias ni camines según tus
pasiones. No digas: «¿Quién me podrá?», porque el Señor te exigirá cuentas; no
digas: «He pecado y nada malo me ha sucedido», porque él. es un Dios paciente;
no digas: «El Señor es compasivo y borrará todas mis culpas.»
No te fíes de su perdón para añadir culpas a culpas, pensando: «Es grande su
compasión y perdonará mis muchas culpas»; porque tiene compasión y cólera, y su
ira recae sobre los malvados.
No tardes en volverte a él ni des largas de un día para
otra, porque su furor brota de repente, y el día de la venganza perecerás. No
confíes en riquezas injustas, que no te: servirán el día de la ira. No avientes
con cualquier viento ni sigas cualquier dirección. Sé consecuente en tu pensar y
coherente en tus palabras; sé rápido para escuchar y, calmoso para responder;
si está en tu poder, responde al prójimo, y si no, mano a la boca. El hablar
trae honra y trae deshonra; la lengua del hombre es su ruina.
No seas falso ni murmures con tu lengua; para el ladrón se hizo la vergüenza, y
la afrenta del prójimo para el. falso. No hagas daño, ni poco ni mucho, no te
hagas enemigo en vez de amigo. Pues ganarás mala fama, baldón y afrenta: de
hombre perverso y doblado. No caigas víctima de tu pasión, pues excitará sus
fuerzas contra ti, comerá tus hojas, arrancará tus frutos y te dejará como árbol
seco; la pasión violenta destruye a su amo y lo hace el hazmerreír de su
enemigo.
Responsorio Sir 5, 8. 7; Ap 22, 12
R. No tardes en volverte al Señor ni des largas de un día para otro;
* porque tiene compasión y cólera.
V. Mira, llego en seguida, dice el Señor,
y traigo conmigo mi salario; yo daré a cada uno según sus obras.
R. Porque tiene compasión y cólera.
SEGUNDA LECTURA
De la carta de san Ignacio de Antioquía, obispo y mártir, A los Filadelfios
(Cap. 1, 1-2, 1; 3, 2-5: Funk 1, 226-229)
UN SOLO OBISPO CON LOS PRESBÍTEROS Y DIÁCONOS
Ignacio, por sobrenombre Teóforo, es decir, Portador de Dios, a la Iglesia de
Dios Padre y del Señor Jesucristo que habita en Filadelfia del Asia, que ha
alcanzado la misericordia y está firmemente asentada en aquella concordia que
proviene de Dios, y tiene su gozo en la pasión de nuestro Señor y la plena
certidumbre de la misericordia que Dios ha: manifestado en la resurrección de
Jesucristo: mi saludo en la sangre del Señor Jesús.
Tú, Iglesia de Filadelfia, eres mi gozo permanente y durable, sobre todo cuando
te contemplo unida a tu obispo con los presbíteros y diáconos, designados según
la palabra de Cristo, y confirmados establemente por su Santo Espíritu, conforme
a la propia voluntad del Señor.
Sé muy bien que vuestro obispo no ha recibido el ministerio de servir a la
comunidad ni por propia arrogancia ni de parte de los hombres ni por vana
ambición, sino por el amor de Dios Padre y del Señor Jesucristo. Su modestia me
ha maravillado en gran manera: este hombre es más eficaz con su silencio que
otros muchos con vanos discursos. Y su vida está tan en consonancia con los
preceptos divinos como lo puedan estar las cuerdas con la lira; por eso me
atrevo a decir que su alma es santa y su espíritu feliz; conozco bien sus
virtudes y su gran santidad: sus modales, su paz y su mansedumbre son como un
reflejo de la misma bondad del Dios vivo.
Vosotros, que sois hijos de la luz y de la verdad, huid de toda división y de
toda doctrina perversa; adonde va el pastor allí deben seguirlo las ovejas.
Todos los que son de Dios y de Jesucristo viven unidos al obispo; y los que,
arrepentidos, vuelven a la unidad de la Iglesia también serán porción de Dios y
vivirán según Jesucristo. No os engañéis, hermanos míos. Si alguno de vosotros
sigue a alguien que fomenta los cismas no poseerá el reino de Dios; el que
camina con un sentir distinto al de la Iglesia no tiene parte en la pasión del
Señor.
Procurad, pues, participar de la única eucaristía, porque una sola es la carne
de nuestro Señor Jesucristo y uno solo el cáliz que nos une a su sangre; uno
solo el altar y uno solo el obispo con el presbiterio y los diáconos, consiervos
míos; mirad, pues, de hacerlo todo según Dios. Hermanos míos, desbordo de amor
por vosotros y, lleno de alegría, intento fortaleceros; pero no soy yo quien os
fortifica, sino Jesucristo, por cuya gracia estoy encadenado, pero cada vez temo
más porque todavía no soy perfecto; sin embargo, confío que vuestra oración me
ayudará a perfeccionarme y así podré obtener aquella herencia que Dios me tiene
preparada en su misericordia; a mí, que me he refugiado en el Evangelio, como si
en él estuviera corporalmente presente el mismo Cristo, y me he fundamentado en
los apóstoles, como si se tratara del presbiterio de la Iglesia.
Responsorio Ef 2, 20. 22. 21
R. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular;
* por él también vosotros os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios por el Espíritu.
V. Por Cristo todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor.
R. Por él también vosotros os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios por el Espíritu.
Oración
Dios todopoderoso y eterno, que con la magnificencia de tu amor sobrepasas los méritos y aun los deseos de los que te suplican,
derrama sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.