MARTES XXI
PRIMERA LECTURA
Año I:
De la carta a los Efesios 5, 8-21
CAMINAD COMO HIJOS DE LA LUZ
Hermanos: Antes erais tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor. Caminad como
hijos de la luz. Toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz. Examinad
qué es lo que agrada al Señor, y no toméis parte en las obras infructuosas de
las tinieblas, antes bien, denunciadlas; porque lo que ésos hacen a escondidas
da vergüenza hasta decirlo. Pero todo eso, cuando la luz lo denuncia, queda al
descubierto, y todo lo que está al descubierto recibe el influjo de la luz. Por
eso dice: «Despierta, tú que duermes, levántate de la muerte y te iluminará
Cristo.»
Mirad, pues, con cuidado, cómo os portáis; que no sea como necios, sino como
sabios, aprovechando bien la ocasión presente, porque los días son malos. Por
eso, no seáis necios, sino entended bien cuál es la voluntad del Señor. No os
embriaguéis, porque el vino es fuente de libertinaje. Colmaos más bien de
espíritu, recitando entre vosotros salmos, himnos y cánticos inspirados,
cantando y alabando al Señor en vuestros corazones. Dad continuamente gracias a
Dios Padre por todos sus beneficios, en nombre de Jesucristo, nuestro Señor.
Vivid sumisos unos a otros como lo pide el respeto debido a Cristo.
Responsorio Ef 5, 8-9; Mt 5, 14. 16
R. Sois luz en el Señor. Caminad como hijos de la luz.
* Toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz.
V. Vosotros sois la luz del mundo. Alumbre vuestra luz a los hombres.
R. Toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz.
Año II:
De la carta a Tito 3, 3-15
EL BAÑO BAUTISMAL DE REGENERACIÓN
Querido hermano: También nosotros fuimos en un tiempo insensatos, rebeldes a
Dios, descarriados, esclavos de toda suerte de pasiones y placeres; vivíamos
sumergidos en maldad y envidia, aborrecibles a Dios y odiándonos unos a otros.
Pero Dios, nuestro Salvador, hizo aparecer su misericordia y su amor por los
hombres. Y nos trajo la salud, no en consideración a las buenas obras que
hubiésemos practicado nosotros, sino por pura misericordia suya, mediante el
baño bautismal de regeneración y renovación que obra el Espíritu Santo., El
derramó con toda profusión sobre nosotros este Espíritu por Cristo Jesús,
nuestro Salvador. Así, justificados por la gracia de Cristo, hemos obtenido la
esperanza de poseer en herencia la vida eterna.
Sentencia verdadera es ésta, y yo quiero que la vayas enseñando con todo tesón.
Así pondrán todo su celo en aventajarse en buenas obras los que han puesto su fe
en Dios. Éstas son verdades sublimes y de gran utilidad para los hombres.
No tomes parte en cuestiones tontas, en genealogías, en discusiones, en disputas
sobre puntos de la ley, porque son inútiles y vanas. Tras una primera y segunda
amonestación, evita la compañía del hombre que va sembrando escisiones; sabe que
ese tal va fuera de camino y peca, condenándose a sí mismo.
Enviaré a tu lado a Artemas o Tíquico; y tú date prisa en venir a juntarte
conmigo en Nicópolis. He resuelto pasar allí el invierno. A Zenas, el
jurisconsulto, y a Apolo, provéeles solícitamente de lo necesario para el viaje,
y que nada les falte. Que los nuestros vayan aprendiendo a ser los primeros en
la práctica del bien; que atiendan a las necesidades más apremiantes y que no
sean gente inútil.
Te saludan todos mis colaboradores. Saludos a todos los que nos aman en la fe.
La gracia sea con todos vosotros.
Responsorio; Sal 102, 13-l4a; Tt 3, 5 R.
R. Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles;
* porque él sabe de qué estamos hechos.
V. Dios nos trajo la salud, no en consideración a las buenas obras que hubiésemos practicado, sino por pura misericordia.
R. Porque él sabe de qué estamos hechos.
SEGUNDA LECTURA
De las Homilías de san Juan Crisóstomo, obispo
(Homilía 2 Sobre el diablo tentador, 6: PG 49, 263-264)
CINCO CAMINOS DE PENITENCIA
¿Queréis que os recuerde los diversos caminos de penitencia? Hay ciertamente
muchos, distintos y diferentes, y todos ellos conducen al cielo.
El primer camino de penitencia consiste en la acusación de los pecados: Confiesa
primero tus pecados y serás justificado. Por eso dice el profeta: Propuse:
«Confesaré al Señor mi culpa», y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. Condena,
pues, tú mismo aquello en lo que pecaste, y esta confesión te obtendrá el perdón
ante el Señor, pues quien condena aquello en 1o que faltó con más dificultad
volverá a cometerlo; haz que tu conciencia esté siempre despierta y sea como tu
acusador doméstico y así no tendrás quien te acuse ante el tribunal de Dios.
Éste es un primer y óptimo camino de penitencia; hay también otro, no inferior
al primero, que consiste en perdonar las ofensas que hemos recibido de nuestros
enemigos, de tal forma que, poniendo a raya nuestra ira, olvidemos las faltas de
nuestros hermanos; obrando así, obtendremos que Dios perdone aquellas deudas que
ante él hemos contraído; he aquí, pues, un segundo modo de expiar nuestras
culpas. Porque si vosotros perdonáis al prójimo sus faltas -dice el
Señor-, también os perdonará las vuestras vuestro Padre celestial.
¿Quieres conocer un tercer camino de penitencia? Lo tienes en la oración
ferviente y continuada, que brota de lo íntimo del corazón.
Si deseas que te hable aún de un cuarto camino, te diré que lo tienes en la
limosna: ella posee una grande y extraordinaria virtualidad.
También si eres humilde y obras con modestia, en este proceder encontrarás, no
menos que en cuanto hemos dicho hasta aquí, un modo de destruir el pecado: De
ello tienes un ejemplo en aquel publicano, que, si bien no pudo recordar ante
Dios su buena conducta, en lugar de buenas obras presentó su humildad y se vio
descargado del gran peso de sus muchos pecados.
Te he recordado, pues, cinco caminos de penitencia: primero, la acusación de los
pecados; segundo, el perdonar las ofensas de nuestro prójimo; tercero, la
oración; cuarto, la limosna; y quinto, la humildad.
No te quedes, por tanto, ocioso, antes procura caminar cada día por la senda de
estos caminos: ello, en efecto, resulta fácil y no te puedes excusar aduciendo
tu pobreza, pues aunque vivieres en gran penuria podrías deponer tu ira y
mostrarte humilde, podrías orar asiduamente y confesar tus pecados; la pobreza
no es obstáculo para dedicarte a estas prácticas. Pero, ¿qué estoy diciendo? La
pobreza no impide de ninguna manera el andar por aquel camino de penitencia que
consiste en seguir el mandato del Señor, distribuyendo los propios bienes -hablo
de la limosna-, pues esto lo realizó incluso aquella viuda pobre que dio sus dos
pequeñas monedas.
Ya que has aprendido con estas palabras a sanar tus heridas, decídete a usar de
estas medicinas y así, recuperada ya tu salud, podrás acercarte confiado a la
mesa santa y salir con, gran gloria al encuentro del Señor, rey de la gloria, y
alcanzar los bienes eternos por la gracia, la misericordia y la benignidad de
nuestro Señor Jesucristo.
Responsorio Tb 12, 8-9; Lc 6, 37-38
R. Buena es la oración con el ayuno, y mejor es la limosna con justicia
que la riqueza con iniquidad;
* pues la limosna purifica de todo pecado.
V. Perdonad y seréis perdonados, dad y se os dará.
R. Pues la limosna purifica de todo pecado.
Oración
Señor Dios, que unes en un mismo sentir los corazones de los que te aman,
impulsa a tu pueblo a amar lo que pides y a desear lo que prometes, para que,
en medio de la inestabilidad de las cosas humanas, estén firmemente anclados
nuestros, corazones en el deseo de la verdadera felicidad. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo.