SÁBADO V

PRIMERA LECTURA

Año I:


De la primera carta a los Corintios     6, 1-11

LITIGIOS ANTE LOS JUECES GENTILES


    Hermanos: ¿Se atreve alguno de vosotros, cuando tiene un litigio con otro hermano, a presentar demanda ante los gentiles, en vez de acudir a los fieles? ¿No sabéis que los fieles han de juzgar al mundo? Y, teniendo que juzgar al mundo, ¿no tenéis categoría para formar tribunales de ínfima clase? ¿No sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¡Pues cuánto más las menudencias de todos los días!
    Por lo tanto, cuando forméis tribunales para esas pequeñeces, poned como jueces a los más despreciables de la Iglesia. Para vergüenza vuestra os hablo así. ¿No hay entre vosotros ningún entendido, capaz de desempeñar el oficio de juez entre los hermanos?
    Pero el hecho es que pleiteáis un hermano contra otro, y esto ante infieles. Pues bien, sea lo que sea, ya es un menoscabo que mantengáis pleitos entre vosotros. ¿Por qué no sufrir más bien la injusticia? ¿Por qué no soportar más bien el perjuicio? Pero sucede todo lo contrario. Cometéis injusticias, cometéis fraudes, y esto contra los hermanos.
    ¿No sabéis que los injustos no poseerán el reino de Dios? No os engañéis. Ni los deshonestos, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los sodomitas, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los maleantes poseerán el reino de Dios.
    Y, en verdad, que eso erais algunos; pero fuisteis lavados, fuisteis santificados, fuisteis justificados en el nombre de Jesucristo, el Señor, por el Espíritu de nuestro Dios.

Responsorio     Tt 3, 5. 6; cf. 1Co 6, 11

R.
Dios nos trajo la salud mediante el baño bautismal de regeneración y renovación que obra el Espíritu Santo. * Él derramó con toda profusión sobre nosotros este Espíritu por Cristo Jesús, nuestro Salvador.
V. Fuimos lavados, santificados, justificados en el nombre de Jesucristo, el Señor, por el Espíritu de nuestro Dios.
R. Él derramó con toda profusión sobre nosotros este Espíritu por Cristo Jesús, nuestro Salvador.


Año II:

Del libro del Génesis     49, 1-29. 32

JACOB BENDICE A SUS HIJOS


    En aquellos días, Jacob llamó a sus hijos y les dijo:
    «Reuníos, que os voy a contar lo que os va a suceder en el futuro. Agrupaos y escuchadme, hijos de Jacob, oíd a vuestro padre, Israel:
    Tú, Rubén, mi primogénito, mi fuerza y primicia de mi virilidad, primero en rango, primero en poder; precipitado como agua, no serás de provecho, porque subiste a la cama de tu padre, profanando mi lecho con tu acción.
    Simeón y Leví, hermanos, mercaderes en armas criminales. No quiero asistir a sus consejos, no he de participar en su asamblea, pues mataron hombres ferozmente y a capricho destrozaron bueyes. Maldita su furia, tan cruel, y su cólera inexorable. Los repartiré entre Jacob y los dispersaré por Israel.
    A ti, Judá, te alabarán tus hermanos, pondrás la mano sobre la cerviz de tus enemigos, se postrarán ante ti los hijos de tu madre. Judá es un león agazapado, has vuelto de hacer presa, hijo mío; se agacha y se tumba como león o como leona, ¿quién se atreve a desafiarlo? No se apartará de Judá el cetro, ni el bastón de mando de entre sus rodillas, hasta que venga aquel a quien le está reservado, a quien rendirán homenaje las naciones. Ata su burro a una viña, las crías a una cepa; lava su ropa en vino y su túnica en sangre de uvas. Sus ojos son más oscuros que vino, y sus dientes más blancos que leche.
    Zabulón habitará junto a la costa, será un puerto para los barcos, su frontera llegará hasta Sidón.
    Isacar es un asno robusto que se tumba entre las alforjas; viendo que es bueno el establo y que es hermosa la tierra, inclina el lomo a la carga y acepta trabajos de esclavo.
    Dan gobernará a su pueblo como las otras tribus de Israel. Dan es culebra junto al camino, áspid junto a la senda: muerde al caballo en la pezuña, y el jinete es despedido hacia atrás.
    Espero tu salvación, Señor.
    Gad: le atacarán los bandidos, y él los atacará por la espalda.
    El grano de Aser es sustancioso, ofrece manjar de reyes.
    Neftalí es cierva suelta que tiene crías hermosas.
    José es un potro salvaje, un potro junto a la fuente, asnos salvajes junto al muro. Los arqueros los irritan, los desafían y los atacan. Pero el arco se les queda rígido y les tiemblan manos y brazos, ante el Campeón de Jacob, el Pastor y Piedra de Israel. El Dios de tu padre te auxilia, el Todopoderoso te bendice: bendiciones que bajan del cielo, bendiciones del océano, acostado en lo hondo, bendiciones de pechos y ubres, bendiciones de espigas abundantes, bendiciones de collados antiguos, delicia de colinas perdurables, bajen sobre la cabeza de José, coronen al elegido entre sus hermanos.
    Benjamín es un lobo rapaz: por la mañana, devora la presa; por la tarde, reparte despojos.»
    Éstas son las doce tribus de Israel, y esto lo que su padre les dijo al bendecirlos, dando una bendición especial a cada uno. Y les dio las siguientes instrucciones:
    «Cuando me reúna con los míos, enterradme con mis padres en la cueva del campo de Efrón, el hitita.»
    Cuando Jacob terminó de dar instrucciones a sus hijos, recogió los pies en la cama, expiró y se reunió con los suyos.

Responsorio     Ap 5, 5; Gn 49, 10

R.
Mira que ha vencido el león de la tribu de Judá, el vástago de David; * él puede abrir el libro y sus siete sellos.
V. No se apartará de Judá el cetro, hasta que venga aquel a quien le está reservado.
R. El puede abrir el libro y sus siete sellos.


SEGUNDA LECTURA

De los Sermones del beato Isaac, abad del monasterio de Stella

(Sermón 31: PL 194, 1292-1293)

LA PREEMINENCIA DE LA CARIDAD


    ¿Por qué, hermanos, nos preocupamos tan poco de nuestra mutua salvación, y no procuramos ayudarnos unos a otros en lo que más urgencia tenemos de prestarnos auxilio, llevando mutuamente nuestras cargas, con espíritu fraternal? Así nos exhorta el Apóstol, diciendo: Ayudaos a llevar mutuamente vuestras cargas, y así cumpliréis la ley de Cristo; y en otro lugar: Sobrellevaos mutuamente con amor. En ello consiste, efectivamente, la ley de Cristo. Cuando observo en mi hermano alguna deficiencia incorregible -consecuencia de alguna necesidad o de alguna enfermedad física o moral-, ¿por qué no lo soporto con paciencia, por qué no lo consuelo de buen grado, tal como está escrito: Llevarán en brazos a sus criaturas y sobre las rodillas las acariciarán? ¿No será porque me falta aquella caridad que todo lo aguanta, que es paciente para soportarlo todo, que es benigna en el amor?
    Tal es ciertamente la ley de Cristo, que, en su pasión, soportó nuestros sufrimientos y, por su misericordia, aguantó nuestros dolores, amando a aquellos por quienes sufría, sufriendo por aquellos a quienes amaba. Por el contrario, el que hostiliza a su hermano que está en dificultades, el que le pone asechanzas en su debilidad, sea cual fuere su debilidad, se somete a la ley del diablo y la cumple. Seamos, pues, compasivos, caritativos con nuestros hermanos, soportemos sus debilidades, tratemos de hacer desaparecer sus vicios.
    Cualquier género de vida, cualesquiera que sean sus prácticas o su porte exterior, mientras busquemos sinceramente el amor de Dios y el amor del prójimo por Dios, será agradable a Dios. La caridad ha de ser en todo momento lo que nos induzca a obrar o a dejar de obrar, a cambiar las cosas o a dejarlas como están. Ella es el principio por el cual y el fin hacia el cual todo debe ordenarse. Nada es culpable si se hace en verdad movido por ella y de acuerdo con ella.
    Quiera concedérnosla aquel a quien no podemos agradar sin ella, y sin el cual nada en absoluto podemos, que vive y reina y es Dios por los siglos inmortales. Amén.

Responsorio     1Jn 3, 11; Ga 5, 14

R.
Este es el mensaje que escuchasteis desde un principio: * que nos amemos unos a otros.
V. Toda la ley se concentra en esta frase.
R. Que nos amemos unos a otros.


Oración

Señor, protege a tu pueblo con tu amor siempre fiel y, ya que sólo en ti hemos puesto nuestra esperanza, defiéndenos siempre con tu poder. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.