VIERNES X
PRIMERA LECTURA
Año I:
Del libro de Josué 7, 4-26
DELITO Y CASTIGO DE ACÁN
En aquellos días, fueron hacia Ay unos tres mil del ejército, pero tuvieron que
huir ante los de Ay, que les hicieron unas treinta y seis bajas y los
persiguieron desde las puertas de la villa hasta Las Canteras, derrotándolos en
la cuesta. El valor del ejército se deshizo en agua. Josué se rasgó el manto,
cayó rostro a tierra ante el arca del Señor y estuvo así hasta el atardecer,
junto con los ancianos de Israel, echándose polvo a la cabeza. Josué oró:
«¡Ay, Señor mío! ¿Para qué hiciste pasar el Jordán a este pueblo, para
entregarnos después a los amorreos y exterminarnos? ¡Ojalá nos hubiéramos
quedado al otro lado del Jordán! ¡Perdón, Señor! ¿Qué voy a decir después que
Israel ha vuelto la espalda ante el enemigo? Lo oirán los cananeos y toda la
gente del país, nos cercarán y borrarán nuestro nombre de la tierra. ¿Y qué
harás tú con tu gran nombre?»
El Señor le respondió:
«Anda, levántate. ¿Qué haces ahí, caído rostro en tierra? Israel ha pecado, han
quebrantado el pacto que yo estipulé con ellos, han cogido de lo consagrado, han
robado, han disimulado escondiéndolo entre su ajuar. No podrán los israelitas
resistir a sus enemigos, les volverán la espalda, porque se han hecho
execrables.
No estaré más con vosotros mientras no extirpéis la execración de en medio de
vosotros. Levántate, purifica al pueblo, diles: "Purificaos para mañana, porque
así dice el Señor Dios de Israel: ¡Hay algo execrable dentro de ti, Israel! No
podréis resistir a vuestros enemigos mientras no extirpéis la execración de en
medio de vosotros." Por la mañana os acercaréis por tribus. La tribu que el
Señor indique por sorteo se acercará por clanes; el clan que el Señor indique
por sorteo se acercará por familias; la familia que el Señor indique por sorteo
se acercará por individuos. El que sea sorprendido con algo consagrado será
quemado con todos sus bienes, por haber quebrantado el pacto del Señor y haber
cometido una infamia en Israel.»
Josué madrugó y mandó a los israelitas acercarse por tribus. La suerte cayó en
la tribu de Judá. Se fue acercando la tribu de Judá por clanes, y la suerte cayó
en el clan de Zeraj. Se fue acercando el clan de Zeraj por familias, y la suerte
cayó en la familia de Zabdí. Se fue acercando la familia de Zabdí por
individuos, y la suerte cayó en Acán, hijo de Carmí, de Zabdí, de Zeraj, de la
tribu de Judá. Josué le dijo:
«Hijo mío, glorifica al Señor, Dios de Israel, haciendo tu confesión. Dime lo
que has hecho, no me ocultes nada.»
Acán respondió:
«Es verdad, he pecado contra el Señor, Dios de Israel. He hecho esto y esto: vi
entre los despojos un manto babilonio muy bueno, doscientas monedas de plata y
una barra de oro de medio kilo; se me fueron los ojos y lo cogí. Mira, está todo
escondido en un hoyo en medio de mi tienda, el dinero debajo.»
Josué mandó a unos que fueran corriendo a la tienda de Acán: todo estaba allí
escondido, el dinero debajo. Lo sacaron de la tienda, se lo llevaron a Josué y a
los israelitas y lo depositaron ante el Señor. Josué cogió a Acán, hijo de Zeraj
(con el dinero, el manto y la barra de oro), a sus hijos e hijas, sus bueyes,
burros y ovejas, y, su tienda con todos sus bienes. En compañía de todo Israel
los subió al Valle de la Desgracia, y Josué dijo:
«¡El Señor te haga sufrir hoy mismo la desgracia que nos has acarreado!»
Todos los israelitas apedrearon a Acán. Luego los quemaron y los cubrieron de
piedras. Después levantaron encima un montón de piedras, que todavía hoy se
conserva. Y el Señor aplacó el incendio de su ira. Por eso, aquel sitio se llama
hasta hoy Valle de la Desgracia.
Responsorio Cf. 1Co 5, 2. 3. 5. 7
R. Haced que desaparezca quien hizo esa mala acción.
* Ese tal sufrirá ruina material, a fin de que su espíritu sea salvo en el día de Jesús, el Señor.
V. Tirad fuera la levadura vieja para que seáis una masa nueva, ya que ahora sois panes ázimos.
R. Ese tal sufrirá ruina material, a fin de que su espíritu sea salvo en el día de Jesús, el Señor.
Año II:
De la carta a los Filipenses 3, 17-4, 9
PERSEVERAD FIRMES Y ALEGRES EN EL SEÑOR
Hermanos: Seguid todos mi ejemplo y fijaos en los que caminan según el modelo
que tenéis en nosotros. Porque hay muchos de quienes os decía con frecuencia, y
ahora hasta con lágrimas lo digo, que se portan como enemigos de la cruz de Cristo.
Su paradero es la perdición, su dios es el vientre y su gloria está en su vergüenza.
Sólo en las cosas de la tierra ponen su corazón. En cambio, para nosotros, nuestros
derechos de ciudadanía radican en los cielos, de donde esperamos que venga como
salvador Cristo Jesús, el Señor. El transfigurará nuestro cuerpo de humilde condición
en un cuerpo glorioso, semejante al suyo, en virtud del poder que tiene para someter
a su imperio todas las cosas.
Así pues, hermanos, a quienes tanto amo y a quienes tanto deseo ver, vosotros
sois mi gozo y mi corona. Perseverad firmes en el Señor.
Ruego a Evodia y a Síntique que vivan en buena inteligencia, unidas en el Señor.
Y te recomiendo también a ti, Sícigo, «fiel colaborador», que les prestes ayuda.
Ellas me asistieron en la lucha por la causa del Evangelio, junto con Clemente y
los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.
Estad siempre alegres en el Señor. Otra vez os lo digo: Estad alegres. Que
vuestra bondad sea conocida de todos. El Señor está cerca. No os inquietéis por
cosa alguna. Pero en toda necesidad presentad a Dios vuestras peticiones
mediante la oración y la súplica, acompañadas con la acción de gracias. Y la paz
de Dios, que está por encima de todo conocimiento, guardará vuestros corazones y
vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Finalmente, todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable, todo
lo que es virtud o mérito, tenedlo en cuenta, hermanos. Seguid practicando lo
que habéis aprendido y recibido, lo que habéis oído y visto en mí, y el Dios de
la paz estará con vosotros.
Responsorio Ef 4, 17; ITs 5, 16-18
R. Esto es lo que aseguro en el Señor: que no andéis ya como lo hacen los gentiles, que andan
en la vaciedad de sus criterios, sino procurad siempre el bien entre vosotros y para con todos.
* Porque ésa es la voluntad de Dios en Cristo Jesús sobre nosotros.
V. Alegraos siempre, orad sin cesar y dad gracias a Dios en toda ocasión.
R. Porque ésa es la voluntad de Dios en Cristo Jesús sobre nosotros.
SEGUNDA LECTURA
De los Comentarios de san Ambrosio, obispo, sobre los salmos.
(Salmo 1, 4. 7-8: CSEL 64, 4-7)
DULZURA DEL LIBRO DE LOS SALMOS
Aunque es verdad que toda la sagrada Escritura está impregnada de la gracia
divina, el libro de los salmos posee, con todo, una especial dulzura; el mismo
Moisés, que narra en un estilo llano las hazañas de los antepasados, después de
haber hecho que el pueblo atravesara el mar Rojo de un modo admirable y
glorioso, al contemplar cómo el Faraón y su ejército habían quedado sumergidos
en él, superando sus propias cualidades (como había superado con aquel hecho sus
propias fuerzas), cantó al Señor un cántico triunfal. También María, su hermana,
tomando en su mano el pandero, invitaba a las otras mujeres, diciendo: Cantaré
al Señor, sublime es su victoria, caballos y carros ha arrojado en el mar.
La historia instruye, la ley enseña, la profecía anuncia, la reprensión corrige,
la enseñanza moral aconseja; pero el libro de los salmos es como un compendio de
todo ello y una medicina espiritual para todos. El que lo lee halla en él un
remedio específico para curar las heridas de sus propias pasiones. El que sepa
leer en él encontrará allí, como en un gimnasio público de las almas y como en
un estadio de las virtudes, toda la variedad posible de competiciones, de manera
que podrá elegir la que crea más adecuada para sí, con miras a alcanzar el
premio final. Aquel que desee recordar e imitar las hazañas de los antepasados
hallará compendiada en un solo salmo toda la historia de los padres antiguos, y
así, leyéndolo, podrá irla recorriendo de forma resumida. Aquel que investiga el
contenido de la ley, que se reduce toda ella al mandamiento del amor (porque
quien ama al prójimo ya ha cumplido la ley), hallará en los salmos con cuánto
amor uno solo se expuso a graves peligros para librar a todo el pueblo de su
oprobio; con lo cual se dará cuenta de que la gloria de la caridad es superior
al triunfo de la fuerza.
Y ¿qué decir de su contenido profético? Aquello que otros habían anunciado de
manera enigmática se promete clara y abiertamente a un personaje determinado, a
saber, que de su descendencia nacerá el Señor Jesús, como dice el Señor a aquél:
A uno de tu linaje pondré sobre tu trono. De este modo en los salmos hallamos
profetizado no sólo el nacimiento de Jesús, sino también su pasión salvadora, su
reposo en el sepulcro, su resurrección, su ascensión al cielo y su glorificación
a la derecha del Padre. El salmista anuncia lo que nadie se hubiera atrevido a
decir, aquello mismo que luego, en el Evangelio, proclamó el Señor en persona.
Responsorio Sal 56, 8-9
R. Mi corazón está firme, Dios mío, mi corazón está firme.
* Voy a cantar y a tocar para ti.
V. Despierta, gloria mía; despertad, cítara y arpa; despertaré a la aurora.
R. Voy a cantar y a tocar para ti.
Oración
Dios nuestro, de quien todo bien procede, concédenos seguir siempre tus inspiraciones,
para que tratemos de hacer continuamente lo que es recto y, con tu ayuda, lo llevemos
siempre a cabo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.