VIERNES XVIII
PRIMERA LECTURA
Año I:
Del segundo libro de los Reyes 3, 5-27
ELISEO, PROFETA DE LOS REYES DE DUDA E ISRAEL EN LA GUERRA CONTRA LOS MOABITAS
Cuando murió Ajab, Mesá se rebeló contra Israel. Entonces, el rey Jorán salió de Samaria,
pasó revista a todo Israel y mandó este mensaje a Josafat de Judá:
«El rey de Moab se ha rebelado contra mí. ¿Quieres venir conmigo a luchar contra Moab?»
Josafat respondió:
«Sí. Tú y yo, tu ejército y el mío, tu caballería y la mía somos uno.»
Luego preguntó:
«¿Por qué camino subimos?»
Jorán respondió:
«Por el camino del páramo de Edom.»
Así pues, los reyes de Israel, Judá y Edom emprendieron la marcha. Pero después
de un rodeo de siete días, se le acabó el agua al ejército y a las acémilas.
Entonces, el rey de Israel exclamó:
«¡El Señor nos ha reunido a tres reyes para entregarnos en poder de Moab! »
Pero Josafat preguntó:
«¿No hay aquí algún profeta para consultar al Señor?» Uno de los oficiales del
rey de Israel respondió:
«Aquí está Eliseo, hijo de Safat, el que vertía agua en
las manos de Elías.»
Josafat comentó:
«¡La palabra del Señor está con él!»
Entonces, el rey de Israel, Josafat y el rey de Edom bajaron a ver a Eliseo.
Pero Eliseo dijo al rey de Israel:
«¡Déjame en paz! ¡Vete a consultar a los profetas de tu padre y de tu madre! »
El rey de Israel repuso:
«Mira, es que el Señor nos ha reunido a tres reyes para entregarnos en poder de
Moab.»
Eliseo dijo entonces:
«¡Vive el Señor de los ejércitos, a quien sirvo! Si no fuera en consideración a
Josafat de Judá, ni siquiera te miraría a la cara. Traedme, pues, un músico.»
Y, mientras el músico tañía, vino sobre Eliseo la mano del Señor, y dijo:
«Así dice el Señor: "Abrid zanjas en toda la vaguada." Porque así dice el Señor:
"No veréis viento, ni veréis lluvia, pero esta vaguada se llenará de agua y
beberéis vosotros, vuestros ejércitos y vuestras acémilas." Y, por si esto fuera
poco, el Señor os pondrá en las manos a Moab: conquistaréis sus plazas fuertes,
talaréis su mejor arbolado, cegaréis las fuentes y llenaréis de piedras los
mejores campos.»
En efecto, a la mañana siguiente, a la hora de la ofrenda, vino una riada de la
parte de Edom, y se inundó de agua toda la zona. Mientras tanto, los moabitas,
sabiendo que los reyes iban a atacarlos, habían hecho una mobilización general,
desde los que estaban en edad militar para arriba, y se habían apostado en la
frontera. Madrugaron. El sol reververaba sobre el agua, y al verla de lejos,
roja como la sangre, los moabitas exclamaron:
«¡Es sangre! Los reyes se han acuchillado, se han matado unos a otros. ¡Al
saqueo, Moab! »
Pero cuando llegaron al campamento israelita, Israel se levantó y derrotó a Moab,
que huyó ante ellos. Los israelitas penetraron en territorio de Moab y lo
devastaron: destruyeron las ciudades, cada uno tiró una piedra a los campos
mejores hasta llenarlos, cegaron las fuentes y talaron los árboles mejores,
hasta dejar solamente a Quir Jareset, a la que cercaron y atacaron los honderos.
Cuando el rey de Moab vio que llevaba las de perder, tomó consigo setecientos
hombres armados de espada para abrirse paso hacia el rey de Siria, pero no pudo.
Entonces, cogió a su hijo primogénito, el que debía sucederle en el trono, y lo
ofreció en holocausto sobre la muralla.
Y se levantó una oleada tal de indignación contra los israelitas, que tuvieron
que retirarse y volver a su país.
Responsorio Sir 48, 13. 15
R. Eliseo recibió dos tercios del espíritu de Elías; vida no temió a ninguno.
* Nadie pudo sujetar su espíritu.
V. En vida hizo maravillas y en muerte obras brocas.
R. Nadie pudo sujetar su espíritu.
Año II:
Comienza el libro del profeta Malaquías 1, 1-14; 2, 13-16
VATICINIOS CONTRA LOS SACERDOTES NEGLIGENTES, CONTRA LOS QUE DEFRAUDAN EL CULTO Y CONTRA LOS INFIELES AL MATRIMONIO
Mensaje del Señor a Israel por medio de Malaquías:
«Os amo -dice el Señor- y vosotros preguntáis: «¿Cómo es que nos amas?" Oráculo
del Señor: ¿No eran hermanos Esaú y Jacob? Y, sin embargo, amé a Jacob y tuve
aversión a Esaú; hice de sus montes un desierto, heredad de los chacales de la
estepa. Si Edom dice: "Estamos deshechos, pero reconstruiremos nuestras ruinas",
así responde el Señor de los ejércitos: Ellos construirán y yo derribaré; al
país lo llamarán: "Tierra malvada", y al pueblo: "Pueblo de la ira perpetua del
Señor". Cuando lo veáis con vuestros ojos, diréis: "Grande es el Señor más allá
de las fronteras de Israel."
El hijo honra a su padre, el esclavo a su señor; pues si yo soy Padre, ¿dónde
queda mi honor? Si yo soy Señor, ¿dónde está mi respeto? Lo dice esto el Señor
de los ejércitos a vosotros, sacerdotes, que despreciáis mi nombre. Vosotros
replicáis: "¿Cómo es que despreciamos tu nombre?" Trayendo a mi altar pan
impuro. Y todavía preguntáis: "¿Cómo es que te hemos profanado?" Cuando estimáis
despreciable la mesa del Señor. Cuando ofrecéis víctimas ciegas o cojas o
enfermas, ¿no obráis mal? Anda y ofrécelas a tu gobernador, a ver si le agradan
y se congracia contigo -dice el Señor de los ejércitos-.
Y ahora implorad al Señor para que os sea benévolo. De vuestras manos vino tal
ofrenda, ¿acaso os mirará con benevolencia? ¡Oh!, ¿quién de vosotros os cerrará
las puertas para que no podáis encender mi altar en vano? Vosotros no me
agradáis -dice el Señor de los ejércitos-, no me complazco en la ofrenda de
vuestras manos. Desde el oriente hasta el poniente es grande mi nombre entre las
naciones, y en todo lugar se ofrecerá incienso a mi nombre y una oblación pura,
porque mi nombre es grande entre las naciones -dice el Señor de los ejércitos-.
Vosotros lo habéis profanado cuando decíais: "La mesa del Señor es despreciable,
de ella se saca comida vil." Decís: ¡Vaya un trabajo!", y me despreciáis. Cuando
ofrecéis víctimas robadas o cojas o enfermas, ¿podrá agradarme la ofrenda de
vuestras manos? Maldito el tramposo que tiene un macho en su rebaño, ofrecido en
voto, y trae al Señor una víctima defectuosa. Yo soy el Rey soberano -dice el
Señor de los ejércitos-; mi nombre es temido entre las naciones.
Todavía hacéis otra cosa: cubrís de lágrimas el altar del Señor, de llanto y de
gemidos, porque no mira vuestra ofrenda ni la acepta complacido de vuestras
manos; y preguntáis: "¿Cómo es eso?"
Porque el Señor es testigo entre ti y la esposa de tu juventud, a la que tú has
sido infiel, siendo así que ella era tu compañera y la mujer de tu alianza. ¿No
ha hecho él un solo ser, que tiene carne y aliento de vida? Y ¿a qué tiende este
único ser? A una posteridad dada por Dios. Guarda, pues, tu vida y no traiciones
a la esposa de tu juventud. Pues yo odio el repudio -dice el Señor- y al que
mancha su ropaje con violencias. Guardad, pues, vuestro espíritu y no cometáis
tal traición.»
Responsorio Ml 2, 5. 6; Sal 109, 4
R. Mi alianza con él era vida y paz, y se la di para que respetara mi nombre.
* Una doctrina auténtica llevaba en su boca, y en sus labios no se hallaba maldad.
V. El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: «Tú eres sacerdote eterno según el rito de Melquisedec.»
R. Una doctrina auténtica llevaba en su boca, y en sus labios no se hallaba maldad.
SEGUNDA LECTURA
Del Cántico espiritual dé san Juan de la Cruz, presbítero
(Canción 39, declaración)
TE DESPOSARE, CONMIGO PARA SIEMPRE
En la transformación que el alma tiene en esta vida, pasa la misma aspiración de
Dios al alma y del alma a Dios con mucha frecuencia, con subidísimo deleite de
amor en el alma, aunque no en revelado y manifiesto grado, como en la otra.
Porque esto es lo que entiendo quiso decir san Pablo cuando dijo: Por cuanto
sois hijos de Dios, envió Dios en vuestros corazones el Espíritu de su Hijo,
clamando al Padre. Lo cual en los beatíficos de la otra vida y en los perfectos
de ésta es en las dichas maneras.
Y no hay que tener por imposible que el alma pueda una cosa tan alta, que el
alma aspire en Dios como Dios aspira en ella por modo participado. Porque dado
que Dios le haga merced de unirla en la Santísima Trinidad, en que el alma se
hace deiforme y Dios por participación, ¿qué increíble cosa es que obre ella
también su obra de entendimiento, noticia y amor, o, por mejor decir, la tenga
obrada en la Trinidad juntamente con ella como la misma Trinidad?
Y cómo esto sea, no hay más saber ni poder para decirlo, sino dar a entender
cómo el Hijo de Dios nos alcanzó este alto estado y nos mereció este subido
puesto de poder ser hijos de Dios, como dice san Juan, y así lo pidió al Padre
diciendo: Padre, quiero que los que me has dado, que donde yo estoy también
ellos estén conmigo, para que vean la claridad que me diste; es a saber, que
hagan por participación en nosotros la misma obra que yo por naturaleza, que es
aspirar el Espíritu Santo. Y dice más: No ruego, Padre, solamente por estos
presentes, sino también por aquellos que han de creer por su doctrina en mí; que
todos ellos sean una misma cosa. Y yo la claridad que me has dado he dado a
ellos para que sean una misma cosa, como nosotros somos una misma cosa, yo en
ellos y tú en mí, porque sean perfectos en uno; porque conozca el mundo que tú
me enviaste, y los amaste como me amaste a mí, que es comunicándoles el mismo
amor que al Hijo, aunque no naturalmente como al Hijo, sino, como habemos dicho,
por unidad y transformación de amor. Como tampoco se entiende aquí quiere decir
el Hijo al Padre, que sean los santos una cosa esencial y naturalmente como lo
son el Padre y el Hijo; sino que lo sean por unión de amor, como el Padre y el
Hijo están en unidad de amor.
De donde las almas esos mismos bienes poseen por participación que él por
naturaleza; por lo cual verdaderamente son dioses por participación, iguales y
compañeros suyos de Dios. De donde san Pedro dijo: Gracia y paz sea cumplida y
perfecta en vosotros en el conocimiento de Dios y de Jesucristo nuestro Señor,
de la manera que nos son dadas todas las cosas de su divina virtud para la vida
y la piedad, por el conocimiento de aquel que nos llamó con su propia gloria y
virtud, por el cual muy grandes y preciosas promesas nos dio, para que por estas
cosas seamos hechos compañeros de la divina naturaleza. Hasta aquí son palabras
de san Pedro, en las cuales da claramente a entender que el alma participará al
mismo Dios, que será obrando en él, acompañadamente con él, la obra de la
Santísima Trinidad, de la manera que habemos dicho, por causa de la unión
sustancial entre el alma y Dios. Lo cual, aunque se cumple perfectamente en la
otra vida, todavía en ésta, cuando se llega al estado perfecto, como decimos ha
llegado aquí el alma, se alcanza gran rastro y sabor de ella.
¡Oh, almas criadas para estas grandezas y para ellas llamadas!, ¿qué hacéis?,
¿en qué os entretenéis? ¡Oh miserable ceguera de los ojos de vuestra alma; pues
para tanta luz estáis ciegos y para tan grandes voces sordos!
Responsorio 1Jn 3, la. 2
R. Mirad qué amor nos ha tenido el Padre
* para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!
V. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.
R. Para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!
Oración
Señor, danos tu misericordia y atiende a las súplicas de tus hijos;
concede la tranquilidad y la paz a los que nos gloriamos de tenerte como creador
y como guía, y consérvalas en nosotros para siempre. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo.