VIERNES XXX

PRIMERA LECTURA

Año I:


Del libro del profeta Jeremías     28, 1-17

JEREMÍAS Y ANANÍAS


    El mismo año, el año cuarto del reinado de Sedecías, en Judá, el quinto mes, me dijo Ananías, hijo de Azur, profeta de Gabaón, en el templo, en presencia de los sacerdotes y de todo el pueblo:
    «Así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: Rompo el yugo del rey de Babilonia. Antes de dos años devolveré a este lugar todo el ajuar del templo, que Nabucodonosor, rey de Babilonia, tomó de este lugar, para llevárselo a Babilonia. A Jeconías, hijo de Joaquín, rey de Judá, y a todos los desterrados de Judá que marcharon a Babilonia, yo mismo los haré volver a este lugar -oráculo del Señor- cuando rompa el yugo del rey de Babilonia.»
    El profeta Jeremías respondió al profeta Ananías, delante de los sacerdotes y del pueblo que estaba en el templo; el profeta Jeremías dijo:
    «¡Amén, así lo haga el Señor! Cumpla el Señor la palabra que tú has profetizado, devolviendo a este lugar todo el ajuar del templo y todos los desterrados de Babilonia. Pero escucha esta palabra que yo pronuncio en presencia tuya y de todo el pueblo: Los profetas que vinieron antes de mí y antes de ti, desde tiempos antiguos, profetizaron a países numerosos y a reyes poderosos guerras, calamidades y pestes. El profeta que profetizaba prosperidad sólo al cumplirse su palabra era reconocido como profeta auténtico enviado por el Señor.»
    Entonces, Ananías le quitó el yugo del cuello al profeta Jeremías y lo rompió, diciendo en presencia de todo el pueblo:
    «Así dice el Señor: De este modo romperé del cuello de todas las naciones el yugo de Nabucodonosor, antes de dos años.»
    El profeta Jeremías se marchó por su camino. Después que Ananías rompió el yugo que el profeta Jeremías llevaba al cuello, vino la palabra del Señor a Jeremías:
    «Ve y dile a Ananías: Así dice el Señor: Tú has roto un yugo de madera, yo lo sustituiré con un yugo de hierro. Porque así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: Pondré yugo de hierro al cuello de todas estas naciones, para que sirvan a Nabucodonosor, rey de Babilonia; y se le someterán, y hasta las bestias del campo le entregaré.»
    El profeta Jeremías dijo al profeta Ananías:
    «Escúchame, Ananías; el Señor no te ha enviado, y tú has inducido a este pueblo a una falsa confianza. Por eso, así dice el Señor: Mira: yo te echaré de la superficie de la tierra; este año morirás, porque has predicado rebelión contra el Señor.»
    Y el profeta Ananías murió aquel mismo año, el séptimo mes.

Responsorio     Jr 23, 16. 17; Dt 13, 5

R.
No hagáis caso a los profetas que os profetizan, porque os engañan. * Dicen a los que rechazan la palabra del Señor: «Tendrás paz.»
V. Ese profeta será ejecutado, por haber predicado la rebelión contra el Señor, vuestro Dios.
R. Dicen a los que rechazan la palabra del Señor: «Tendrás paz.»


Año II:

Del libro de la Sabiduría     6, 1-27

LA SABIDURÍA ES DIGNA DE SER AMADA


    La sabiduría es mejor que la fuerza, y el hombre prudente mejor que el poderoso.
    Escuchad, pues, reyes, y entended. Aprended, los que regís los destinos de la tierra. Estad atentos, los que gobernáis multitudes y estáis orgullosos de la muchedumbre de vuestros pueblos. Porque del Señor habéis recibido el poder, del Altísimo la soberanía; él examinará vuestras obras y sondeará vuestras intenciones.
    Si, como ministros que sois de su reino, no habéis gobernado rectamente ni guardado la ley ni caminado siguiendo la voluntad de Dios, terrible y repentino caerá sobre vosotros. Porque un juicio severo les espera a los que mandan; al pequeño, por piedad, se le perdona, pero los poderosos serán poderosamente castigados. Que el Señor de todos ante nadie retrocede, no hay grandeza que se le imponga; al pequeño como al grande él mismo los hizo y de todos tiene igual cuidado, pero un examen severo espera a los que están en el poder. A vosotros, pues, soberanos, se dirigen mis palabras para que aprendáis sabiduría y no caigáis; porque los que guardaren santamente las cosas santas serán reconocidos santos, y los que se dejaren instruir en ellas encontrarán defensa. Desead, pues, mis palabras; ansiadlas, que ellas os instruirán.
    Radiante es la sabiduría, jamás pierde su brillo. Fácilmente, la contemplan los que la aman y la encuentran los, que la buscan. Se anticipa a darse a conocer a los que la anhelan. Quien por ella madrugare no se fatigará, que a su puerta la encontrará sentada. Pensar en ella es la perfección de la prudencia, y quien por ella se desvelare pronto, se verá sin cuidados. Ella misma va por todas partes: buscando a los que son dignos de ella; se les. muestra benévola en los caminos y les, sale al encuentro en todos sus pensamientos. Porque su comienzo, el más seguro, es el deseo de instruirse, procurar instruirse es amarla, amarla es guardar sus leyes, atender a sus leyes es asegurarse la incorruptibilidad, y la incorruptibilidad hace estar cerca de Dios; por tanto, el deseo de. la sabiduría conduce a la realeza. Si, pues, gustáis de tronos y cetros, soberanos de los pueblos, apreciad la sabiduría para que reinéis eternamente.
    Qué es la sabiduría y cómo nace lo voy a declarar; no os ocultaré sus secretos. Seguiré sus huellas desde los orígenes, pondré su conocimiento al descubierto y no me apartaré de la verdad. Tampoco me acompañará en mi camino la envidia mezquina, que nada tiene que ver con la sabiduría. Pues la abundancia de sabios es la salvación del mundo, y un rey prudente el bienestar de su pueblo. Dejaos, pues, instruir por mis palabras: os serán útiles.

Responsorio     Sb 7, 13. 14; 3, 11; 1 28

R.
Aprendí la sabiduría sin malicia y la reparto sin envidia; * porque es un tesoro inagotable para los hombres.
V. Infelices los que desprecian la sabiduría y la instrucción, pues Dios no ama sino a quien vive la sabiduría.
R. Porque es un tesoro inagotable para los hombres.


SEGUNDA LECTURA

De los Tratados de Balduino de Cantorbery, obispo

(Tratado 6: PL 204, 451.453)

LA PALABRA DE DIOS ES VIVA Y EFICAZ


    La palabra de Dios es viva, eficaz y tajante más que espada de dos filos. Los que buscan a Cristo, palabra, fuerza y sabiduría de Dios, descubren por esta expresión de la Escritura toda la grandeza, fuerza y sabiduría de aquel que es la verdadera palabra dé Dios y que existía ya antes del comienzo de los tiempos y, junto al Padre, participaba de su misma eternidad. Cuando llegó el tiempo oportuno, esta palabra fue revelada a los apóstoles, por ellos el mundo la conoció y el pueblo de los creyentes la recibió con humildad. Esta palabra existe, por tanto, en el seno del Padre, en la predicación de quienes la proclaman y en el corazón de quienes la aceptan.
    Esta palabra de Dios es viva, ya que el Padre le ha concedido poseer la vida en sí misma, como el mismo Padre posee la vida en sí mismo. Por lo cual hay que decir que esta palabra no sólo es viva, sino que es la misma vida, como afirma el propio Señor, cuando dice: Yo soy el camino, la verdad y la vida. Precisamente porque esta palabra es la vida es también viva y vivificante; por esta razón está escrito: Lo mismo que el Padre resucita a los muertos, devolviéndoles la vida, así también el Hijo dispensa la vida a los que quiere. Es vivificante cuando llama a Lázaro del sepulcro, diciendo al que estaba muerto: Lázaro, sal fuera.
    Cuando esta palabra es proclamada, la voz del predicador resuena exteriormente pero su fuerza es percibida interiormente y hace revivir a los mismos muertos, y su sonido engendra para la fe nuevos hijos de Abraham. Es, pues, viva esta palabra en el corazón del Padre, viva en los labios del predicador, viva en el corazón del que cree y ama. Y si de tal manera es viva, es también, sin duda, eficaz.
    Es eficaz en la creación del mundo, eficaz en el gobierno del universo, eficaz en la redención de los hombres. ¿Qué otra cosa podríamos encontrar más eficaz y más poderosa que esta palabra? ¿Quién podrá contar las hazañas de Dios, pregonar toda su alabanza? Esta palabra es eficaz cuando actúa y eficaz cuando es proclamada; jamás vuelve vacía, sino que siempre produce fruto cuando es enviada.
    Es eficaz y tajante más que espada de dos filos para quienes creen en ella y la aman. ¿Qué hay, en efecto, imposible para el que cree o difícil para el que ama? Cuando esta palabra resuena, penetra en el corazón del creyente como sise tratara de flechas de arquero afiladas; y lo penetra tan profundamente que atraviesa hasta lo más recóndito del espíritu; por ello se dice que es más tajante que una espada de dos filos, más incisiva que todo poder o fuerza, más sutil que toda agudeza humana, más, penetrante que toda la sabiduría y todas las palabras de los, doctos.

Responsorio     Sir 1, 5. 16

R.
La fuente de la sabiduría es la palabra de Dios en el cielo, * y sus canales son los mandamientos eternos.
V. El principio de la sabiduría es el temor del Señor.
R. Y sus canales son los mandamientos eternos.


Oración

Dios todopoderoso y eterno, aumenta en nosotros la fe, la esperanza y la caridad, y para que alcancemos lo que nos prometes, haz que amemos lo que nos mandas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.