Expertos consideran que san Pablo estuvo en España
Conclusiones del Congreso Internacional “Pablo, Fructuoso y el cristianismo primitivo”
TARRAGONA, martes 8 de julio de 2008 (ZENIT.org).- Treinta teólogos e historiadores de Europa y América se reunieron recientemente en Tarragona
(www.arquebisbattarragona.org) para estudiar si el apóstol Pablo pasó o no por España,
más en concreto por la entonces "Tarraco" de Hispania, hoy Tarragona.
El congreso internacional se celebró
del 19 al 21 de junio esa ciudad
catalana con el tema: "Pablo, Fructuoso
y el Cristianismo Primitivo en Tarragona
(siglos I-VIII)".
A partir del primer testimonio
escrito de la comunidad cristiana de
Tarraco --las Actas del martirio de San
Fructuoso, el documento más antiguo de
ese tipo producido por el cristianismo
en la Península ibérica--, participantes
en el encuentro fundamentaron la
historicidad de la predicación del
apóstol Pablo en esta ciudad, la más
importante de la Hispania romana.
También se pusieron sobre la mesa los
argumentos de quienes se muestran
escépticos ante ese viaje del apóstol.
Una de las claves para dilucidar la
cuestión es la Ley penal romana.
Según la legislación imperial, el
César podía sentenciar a un acusado a la
pena del exilio mediante la fórmula de
la "deportatio" o de la "relegatio". En
cualquier caso, la persona exiliada
perdía sus bienes y, si era ciudadano
romano, podía perder igualmente su
ciudadanía.
Precisamente, la Primera carta de
Clemente, que es la fuente más antigua
sobre un viaje de Pablo "al límite de
occidente", es decir, a Hispania, afirma
que Pablo fue exiliado.
Las otras fuentes de los siglos I e
II (Segunda carta de Timoteo, Actas de
Pedro y Cánon de Muratori) se limitan a
sugerir o a afirmar directamente que
Pablo visitó Hispania.
Los precedentes de los dos hijos de
Herodes, Arquelao y Antipas, que fueron
exiliados en las Galias y en Hispania,
refuerzan la posibilidad de que Pablo
fuera igualmente condenado al exilio en
un lugar de las provincias hispánicas.
La Tarraco romana, por su condición
de capital de provincia y de ciudad
comercial y administrativa, y por el
hecho de ser el puerto natural de enlace
de Hispania con Roma "tiene muchas
posibilidades de ser el lugar donde
Pablo fue exiliado", se lee en las
conclusiones del congreso.
El profesor Rainer Riesner
(Universidad de Dortmund, Alemania)
resume así el debate: "Es muy probable
que Pablo viajara a Hispania al final de
su vida y es posible que Tarragona fuera
el lugar de su estancia, dado que es la
ciudad que tiene más elementos a su
favor. Otros lugares de Hispania son
mucho más hipotéticos".
Además, no faltan las razones
teológicas a favor de la misión de Pablo
en Hispania: en el capítulo 15 de la
Carta a los Romanos, Pablo se presenta
"como aquél que tiene que cumplir su
misión de acuerdo con las profecías de
Isaías, sobre todo la que se refleja en
Isaías 66,19 (la llegada de la salvación
a las islas lejanas)". Aquí se dice
también que Pablo da por acabada su
misión en Oriente y que la misión en
Hispania, la más lejana de las tierras
de Occidente, será "el cumplimiento
definitivo del designio divino".
Por otra parte, el propio san Pablo
(en 2Timoteo 4, 6-8.17-18) afirma que
"El Señor me ayudó y me dio fuerzas para
anunciar íntegro el mensaje, de modo que
lo oyeran todos los gentiles",
afirmación que, habida cuenta de la
peculiar idiosincrasia del apóstol no
hubiera osado formular de no haber
alcanzado todos sus objetivos, incluido
el famoso viaje a Hispania".
El cristianismo aparece plenamente
consolidado en Tarragona el año 259, a
causa de la selectiva persecución
decretada en tiempo de los emperadores
Valeriano y Galiano. Al igual que el
obispo de Roma, el papa Sixto, y el
obispo de Cartago, San Cipriano,
Fructuoso, obispo de Tarragona, cayó
víctima del decreto imperial.
De hecho, Fructuoso y sus dos
diáconos Augurio y Eulogio son los
protomártires hispánicos. Sus Actas
martiriales dan fe de la existencia de
una comunidad bien estructurada, con
empuje misionero y bien aceptada por las
diversas clases sociales de Tarraco.
El martirio de Fructuoso quedará
reflejado en una homilía de san Agustín
de Hipona y en un himno del poeta
hispánico Prudencio. El testimonio
martirial de Fructuoso señala un punto
decisivo en el crecimiento de la Iglesia
de Tarragona, observable sobre todo en
los siglos IV y V.
Las basílicas y la necrópolis
paleocristianas, junto con el mausoleo
de Centcelles (siglo IV) muestran cómo
la fe cristiana había penetrado en el
tejido ciudadano y se iba convirtiendo
en la creencia mayoritaria.
Incluso la sede romana reconocerá -con
la primera Decretal conocida- la función
primacial del arzobispo de Tarragona.
Además, la Iglesia de Tarragona
elaborará libros litúrgicos propios
durante la época visigótica como el
llamado Oracional de Verona.
La investigación sobre el viaje del
apóstol Pablo en Hispania permite
afirmar que, "posiblemente, es una
iglesia apostólica", tal y como se
constató.
Este congreso se enmarca en el Año
Jubilar de San Fructuoso, que terminará
el 21 de enero de 2009.
Por Miriam Díez i Bosch