24. POR LOS ENFERMOS
Lecturas del Antiguo Testamento
1
He visto tus lágrimas. Yo te voy a sanar
Lectura del segundo libro de los Reyes 20, 1-6
En aquellos días, Ezequías cayó gravemente enfermo. El profeta Isaías, hijo de
Amós, fue a verlo y le dijo: «Así habla el Señor: Ordena todos los asuntos de tu
casa, porque vas a morir. Ya no vivirás más.»
Ezequías volvió su rostro hacia la pared y oró al Señor, diciendo: «¡Ah, Señor!
Recuerda que yo he caminado delante de ti con fidelidad e integridad de corazón,
y que hice lo que es bueno a tus ojos.» Y Ezequías se deshizo en llanto.
Isaías no había salido aún del patio central, cuando le llegó la palabra del
Señor: «Vuelve y dile a Ezequías, el jefe de mi pueblo: Así habla el Señor, el
Dios de tu padre David: He oído tu súplica, he visto tus lágrimas. Yo te voy a
sanar: dentro de tres días subirás a la Casa del Señor.
Añadiré otros quince años a tu vida; te libraré, a ti y a esta ciudad, de manos
del rey de Asiria, y defenderé a esta ciudad por mi honor y el de mi servidor
David.»
Palabra de Dios.
2
El soportaba nuestros sufrimientos
Lectura del libro del profeta Isaías 53, 1-5. 10-11
¿Quién creyó lo que nosotros hemos oído y a quién se le reveló el brazo del
Señor?
El creció como un retoño en su presencia, como una raíz que brota de una tierra
árida, sin forma ni hermosura que atrajera nuestras miradas, sin un aspecto que
pudiera agradarnos. Despreciado, desechado por los hombres, abrumado de dolores
y habituado al sufrimiento, como alguien ante quien se aparta el rostro, tan
despreciado, que lo tuvimos por nada.
Pero él soportaba nuestros sufrimientos y cargaba con nuestras dolencias, y
nosotros lo considerábamos golpeado, herido por Dios y humillado. El fue
traspasado por nuestras rebeldías y triturado por nuestras iniquidades. El
castigo que nos da la paz recayó sobre él y por sus heridas fuimos sanados.
El Señor quiso aplastarlo con el sufrimiento. Si ofrece su vida en sacrificio de
reparación, verá su descendencia, prolongará sus días, y la voluntad del Señor
se cumplirá por medio de él. A causa de tantas fatigas, él verá la luz y, al
saberlo, quedará saciado.
Mi Servidor justo justificará a muchos y cargará sobre sí las faltas de ellos.
Palabra de Dios.
Lecturas del Nuevo Testamento
1
Se presentaron a Pablo los otros enfermos de la isla
y fueron curados
Lectura de los Hechos de los apóstoles 28, 7-10
Cuando el barco en que viajaba Pedro naufragó, todos los tripulantes y pasajeros
fueron arrojados a la costa de una isla llamada Malta.
Había en los alrededores una propiedad perteneciente al principal de la isla,
llamado Publio. Este nos recibió y nos brindó cordial hospitalidad durante tres
días. El padre de Publio estaba en cama con fiebre y disentería. Pablo fue a
verlo, oró, le impuso las manos y lo curó.
A raíz de esto, se presentaron los otros enfermos de la isla y fueron curados.
Nos colmaron luego de toda clase de atenciones y cuando nos embarcamos, nos
proveyeron de lo necesario.
Palabra de Dios.
2
Siempre enfrentando a la muerte por causa de Jesús
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Corinto 4, 10-18
Hermanos:
Siempre y a todas partes, llevamos en nuestro cuerpo los sufrimientos de la
muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro
cuerpo. Y así aunque vivimos, estamos siempre enfrentando a la muerte por causa
de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne
mortal. De esa manera, la muerte hace su obra en nosotros, y en ustedes, la
vida.
Pero teniendo ese mismo espíritu de fe, del que dice la Escritura: Creí, y por
eso hablé, también nosotros creemos, y por lo tanto, hablamos. Y nosotros
sabemos que aquel que resucitó al Señor Jesús nos resucitará con él y nos
reunirá a su lado junto con ustedes.
Todo esto es por ustedes: para que al abundar la gracia, abunde también el
número de los que participan en la acción de gracias para gloria de Dios.
Por eso, no nos desanimamos: aunque nuestro hombre exterior se vaya destruyendo,
nuestro hombre interior se va renovando día a día. Nuestra angustia, que es leve
y pasajera, nos prepara una gloria eterna, que supera toda medida. Porque no
tenemos puesta la mirada en las cosas visibles, sino en las invisibles: lo que
se ve es transitorio, lo que no se ve es eterno.
Palabra de Dios.
3
Te basta mi gracia,
porque mi poder triunfa en la debilidad
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Corinto 12, 7b-10
Hermanos:
Para que no me envanezca, tengo una espina clavada en mi carne, un ángel de Satanás que me hiere.
Tres veces pedí al Señor que me librara, pero él me respondió:
«Te basta mi gracia, porque mi poder triunfa en la debilidad.»
Más bien, me gloriaré de todo corazón en mi debilidad, para que resida en mí el
poder de Cristo. Por eso, me complazco en mis debilidades, en los oprobios, en
las privaciones, en las persecuciones y en las angustias soportadas por amor de
Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
Palabra de Dios.
4
La oración que nace de la fe salvará al enfermo
Lectura de la carta del apóstol Santiago 5, 13-16
Hermanos:
Si alguien está afligido, que ore. Si está alegre, que cante salmos. Si está
enfermo, que llame a los presbíteros de la Iglesia, para que oren por él y lo
unjan con óleo en el nombre del Señor. La oración que nace de la fe salvará al
enfermo, el Señor lo aliviará, y si tuviera pecados, le serán perdonados.
Confiesen mutuamente sus pecados y oren los unos por los otros, para ser
curados. La oración perseverante del justo es poderosa.
Palabra de Dios.
Salmos responsoriales
1 SALMO Is 38, 10-12abcd.
16
R. ¡Tú has preservado mi vida, Señor!
Yo decía: En lo mejor de mis días
me tengo que ir:
he sido destinado a las puertas del Abismo
por el resto de mis años. R.
Yo decía: Ya no contemplaré al Señor
en la tierra de los vivientes;
no veré más a los hombres
entre los habitantes del mundo. R.
Arrancan mi morada y me la arrebatan,
como una carpa de pastores.
Como un tejedor, yo enrollaba mi vida,
pero él me corta de la trama. R.
Los que el Señor protege, vivirán,
y su espíritu animará todo lo que hay en ellos:
tú me restablecerás y me harás revivir. R.
2 SALMO 101, 2-3. 24-25. 19-21
R. ¡Señor, escucha mi oración!
Señor, escucha mi oración
y llegue a ti mi clamor;
no me ocultes tu rostro
en el momento del peligro;
inclina hacia mí tu oído,
respóndeme pronto, cuando te invoco. R.
Mis fuerzas se debilitaron por el camino
y se abreviaron mis días;
pero yo digo: «Dios mío,
no me lleves en la mitad de mi vida,
tú que permaneces para siempre.» R.
Quede esto escrito para el tiempo futuro
y un pueblo renovado alabe al Señor:
porque él se inclinó desde su alto Santuario
y miró a la tierra desde el cielo,
para escuchar el lamento de los cautivos
y librar a los condenados a muerte. R.
Aleluia y Aclamaciones antes del Evangelio
1 Mt 8, 17b
Cristo tomó nuestras debilidades
y cargó sobre sí nuestras enfermedades
2 2Cor 1, 3b-4a
Bendito sea el Padre de las misericordias
y Dios de todo consuelo,
que nos reconforta en todas nuestras tribulaciones.
3 Col 1, 24b
Completo en mi carne
lo que falta a los padecimientos de Cristo,
para bien de su Cuerpo, que es la Iglesia.
EVANGELIOS
1
El tomó nuestras debilidades
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 8, 14-17
Cuando Jesús llegó a la casa de Pedro, encontró a la suegra de este en cama con
fiebre. Le tocó la mano y se le pasó la fiebre. Ella se levantó y se puso a
servirlo.
Al atardecer, le llevaron muchos endemoniados, y él, con su palabra, expulsó a
los espíritus y curó a todos los que estaban enfermos, para que se cumpliera lo
que había sido anunciado por el profeta Isaías: El tomó nuestras debilidades y
cargó sobre sí nuestras enfermedades.
Palabra del Señor.
2
Impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 16, 15-20
Jesús resucitado se apareció a los Once y les dijo:
«Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación. El que
crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará.
Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi
Nombre y hablarán nuevas lenguas; podrán tomar a las serpientes con sus manos, y
si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los
enfermos y los curarán.»
Después de decirles esto, el Señor Jesús fue llevado al cielo y está sentado a
la derecha de Dios.
Ellos fueron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba su
palabra con los milagros que la acompañaban.
Palabra del Señor.
3
Padre, que no se haga mi voluntad, sino la tuya
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 22, 39-44a
Jesús salió y fue como de costumbre al monte de los Olivos, seguido de sus
discípulos. Cuando llegaron, les dijo:
«Oren, para no caer en la tentación.»
Después se alejó de ellos, más o menos a la distancia de un tiro de piedra, y
puesto de rodillas, oraba:
«Padre, si quieres, aleja de mí este cáliz. Pero que no se haga mi voluntad,
sino la tuya.»
Entonces se le apareció un ángel del cielo que lo reconfortaba. En medio de la
angustia, él oraba más intensamente.
Palabra del Señor.
4
Al sarmiento que da fruto, lo poda para que dé más todavía
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 15, 1-8
Jesús dijo a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. El corta todos mis sarmientos
que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía. Ustedes ya
están limpios por la palabra que yo les anuncié. Permanezcan en mí, como yo
permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece
en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí.
Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da
mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer. Pero el que no permanece
en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja
al fuego y arde.
Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que
quieran y lo obtendrán.
La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean
mis discípulos.»
Palabra del Señor.
Por los moribundos, pueden utilizarse las lecturas para la administración de los sacramentos a los enfermos y moribundos: