PREFACIO DEL BAUTISMO
EL BAUTISMO, INICIO DE LA VIDA NUEVA

59d. Este prefacio se dice en las Misas en las que se celebran bautismos o cuando las circunstancias lo aconsejen y no corresponda un prefacio más propio.

V.
El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo darte gracias,
y exaltar tu nombre,
Padre santo y misericordioso,
por Jesucristo, Señor y Redentor nuestro.

Te alabamos,
te bendecimos y te glorificamos
por el sacramento del nuevo nacimiento.

Tú has querido que del corazón abierto de tu Hijo
manara para nosotros el don nupcial del Bautismo,
primera Pascua de los creyentes,
puerta de nuestra salvación,
inicio de la vida en Cristo,
fuente de la humanidad nueva.

Del agua y del Espíritu
engendras en el seno de la Iglesia, virgen y madre,
un pueblo de sacerdotes y reyes,
congregado de entre todas las naciones
en la unidad y santidad de tu amor.

Por este don de tu benevolencia
tu familia te adora
y, unida a los ángeles y a los santos,
canta el himno de tu gloria:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

PREFACIO DE LA CONFIRMACIÓN I
MARCADOS CON EL SELLO DEL ESPÍRITU

59e. Este prefacio se dice en las Misas en las que se celebran confirmaciones o cuando las circunstancias lo aconsejen y no corresponda un prefacio más propio.

V.
El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo darte gracias,
es bueno cantar tu gloria,
Padre santo, fuente y origen de todo bien.

Tú, en el Bautismo,
das nueva vida a los creyentes
y los haces partícipes
del misterio pascual de tu Hijo.

Tú los confirmas con el sello de tu Espíritu Santo
mediante la imposición de manos
y la unción real del crisma.

Tú invitas a la mesa del banquete eucarístico
a quienes han sido renovados a imagen de Cristo,
el ungido por el Espíritu Santo
y enviado para anunciar la salvación,
y los haces testigos de la fe
en la Iglesia y en el mundo.

Por eso nosotros,
reunidos en esta asamblea festiva
para celebrar los prodigios de un renovado Pentecostés,
y unidos a los ángeles y a los santos,
cantamos el himno de tu gloria:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

PREFACIO DE LA CONFIRMACIÓN II
LA CONFIRMACIÓN, NUEVO PENTECOSTÉS

59f. Este prefacio se dice en las Misas en las que se celebran confirmaciones o cuando las circunstancias lo aconsejen y no corresponda un prefacio más propio.

V.
El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.

Porque en este nuevo Pentecostés,
los que han renacido por el bautismo
reciben la plenitud del don del Espíritu Santo,
para ser en la Iglesia y en el mundo
testigos de Cristo, con la palabra y con las obras.

En cumplimiento de la promesa,
el Espíritu del amor se derrama hoy en estos hijos tuyos,
para introducirlos en toda la verdad
y perfeccionar en ellos la imagen de tu Hijo único.

Por eso, con los ángeles y los santos,
movidos por el Espíritu de unidad
te cantamos un himno de alabanza,
diciendo sin cesar:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

PREFACIO DE LA SANTÍSIMA EUCARISTÍA I
El SACRIFICIO Y EL SACRAMENTO DE CRISTO

60. Este prefacio se dice en la Misa de la Cena del Señor; puede decirse también en la solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo y en las Misas votivas de la Santísima Eucaristía.

V.
El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.

Él mismo, verdadero y único Sacerdote,
al instituir el sacrificio de la eterna alianza
se entregó primero a sí mismo como víctima de la salvación,
y nos mandó ofrecerlo en su memoria.
Cuando comemos su Carne, inmolada por nosotros,
somos fortalecidos;
cuando bebemos su Sangre, derramada por nosotros,
somos purificados.

Por eso, con los ángeles y los arcángeles,
y con todos los coros celestiales,
cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

PREFACIO DE LA SANTÍSIMA EUCARISTÍA II
LOS FRUTOS DE LA SANTÍSIMA EUCARISTÍA

61. Este prefacio se dice en la solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo y en las Misas votivas de la Santísima Eucaristía.

V.
El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.

Él mismo, mientras comía con los apóstoles en la última cena,
para perpetuar el memorial salvífico de la cruz,
se entregó a sí mismo como Cordero inmaculado
y sacrificio perfecto de reconciliación.

Con este venerable sacramento alimentas y santificas a tus fieles,
para que todos los que habitamos en el mundo,
seamos iluminados por una misma fe
y congregados en una misma caridad.

Nos acercamos así a la mesa de este sacramento admirable
para que la abundancia de tu gracia nos conduzca a la vida eterna.

Por eso, todas las criaturas del cielo y de la tierra
te adoran entonando un cántico nuevo,
y también nosotros, con los ángeles,
te alabamos cantando sin cesar:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

PREFACIO DE LA SANTÍSIMA EUCARISTÍA III
LA EUCARISTÍA, VIÁTICO PARA LA PASCUA ETERNA

61b. Este prefacio se dice en las Misas en las que se imparte el Viático o cuando las circunstancias lo aconsejen y no corresponda un prefacio más propio.

V.
El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo darte gracias,
es bueno bendecir tu nombre,
Padre santo, Dios de misericordia y de paz.

Porque has querido que tu Hijo
obediente hasta la muerte de cruz,
nos precediera en el camino del retorno a ti,
término de toda esperanza humana.

En la Eucaristía, testamento de su amor,
él se hace comida y bebida espiritual,
para alimentarnos en nuestro viaje
hacia la Pascua eterna.

Con este anticipo de la resurrección futura,
en la esperanza, participamos ya
de la mesa gloriosa de tu reino
y, unidos a los ángeles y a los santos,
proclamamos el himno de tu gloria:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

PREFACIO DE LA PENITENCIA
EL SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN EN EL ESPÍRITU

61c. Este prefacio se puede decir en el tiempo de Cuaresma. Se dice también en las Misas de carácter penitencial.

V.
El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo alabarte y darte gracias,
Padre santo, Dios todopoderoso,
por tus beneficios,
y sobre todo por la gracia del perdón.

Al hombre, náufrago a causa del pecado,
con el sacramento de la reconciliación
le abres el puerto de la misericordia y de la paz,
en Cristo muerto y resucitado.

Con el poder de tu Espíritu,
has dispuesto a favor de la Iglesia,
santa y al mismo tiempo necesitada de penitencia,
una segunda tabla de salvación después del Bautismo,
para renovarla incesantemente
y congregarla en el banquete festivo de tu amor.

Por este don de tu benevolencia
unidos a los ángeles y a los santos,
cantamos, a una voz, el himno de tu gloria:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

PREFACIO DE LOS ENFERMOS
PREFACIO: EL SUFRIMIENTO, PARTICIPACIÓN EN LA PASCUA DE CRISTO

61d. Este prefacio se puede decir cuando se imparte la Unción de los enfermos o se utiliza la Misa por los enfermos. También en otra circunstancia en que sea aconsejable y no corresponda un prefacio más propio.

V.
El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo darte gracias,
Dios de misericordia,
Señor todopoderoso,
por Jesucristo, Señor y Redentor nuestro.

Porque has querido que tu único Hijo,
autor de la vida,
médico de los cuerpos y de las almas,
tomase sobre sí nuestras debilidades,
para socorrernos en los momentos de prueba
y santificarnos en la experiencia del dolor.

En el signo sacramental de la Unción,
por la oración de la Iglesia,
nos libras del pecado,
nos confortas con la gracia del Espíritu Santo
y no haces partícipes de la victoria pascual.

Por este signo de tu benevolencia,
unidos a los ángeles ya a los santos,
cantamos, a una voz, el himno de tu gloria:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

PREFACIO DE LAS ORDENACIONES I
EL SACERDOCIO DE CRISTO Y EL MINISTERIO DE LOS SACERDOTES

61e. Este prefacio se dice en la Misa ritual de Ordenaciones episcopales o presbiterales, en la Misa crismal, y puede decirse cuando se celebra la Misa por los sacerdotes o la Misa votiva de Jesucristo, sumo y eterno Sacerdote.

V.
El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.

Tú constituiste a tu único Hijo Pontífice de la Alianza nueva y eterna
por la unción del Espíritu Santo,
y determinaste, en tu designio salvífico,
que su único sacerdocio se perpetuara en la Iglesia.

Él no sólo enriquece con el sacerdocio real
al pueblo de los bautizados,
sino también, con amor fraterno, elige a algunos hombres
para hacerlos participar de su ministerio
mediante la imposición de las manos.

Tus sacerdotes, Padre, renuevan en nombre de Cristo
el sacerdocio de la redención humana,
preparan a tus hijos el banquete pascual,
guían en la caridad a tu pueblo santo,
lo alimentan con tu palabra y lo fortalecen con tus sacramentos.

Ellos, al entregar su vida por ti, Padre,
y por la salvación de los hermanos,
deben configurarse a Cristo
y dar testimonio constante de fidelidad y de amor.

Por eso, Padre,
con todos los ángeles y santos
te alabamos, cantando con alegría:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

PREFACIO DE LAS ORDENACIONES II
CRISTO, ORIGEN DE TODO MINISTERIO ECLESIAL

61f. Este prefacio se dice en la Misa ritual de Ordenaciones diaconales, y puede decirse cuando se celebra la Misa por los ministros.

V.
El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,
alabarte y darte gracias,
Padre santo, Dios omnipotente y misericordioso,
de quien proviene toda paternidad
en la comunión del Espíritu.

En tu Hijo Jesucristo, sacerdote eterno,
siervo obediente,
pastor de los pastores,
has puesto el origen y la fuente de todo ministerio,
según la viva tradición apostólica
conservada en tu pueblo que peregrina en la historia.

Tú eliges dispensadores de los santos misterios
con variedad de dones y carismas,
para que en todas las naciones de la tierra
se ofrezca el sacrificio perfecto
y, con la Palabra y los sacramentos
se edifique la Iglesia,
comunidad de la nueva alianza,
templo de tu gloria.

Por este misterios de salvación,
unidos a los ángeles y a los santos,
cantamos con gozo el himno de tu alabanza:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

PREFACIO DEL MATRIMONIO I
LA DIGNIDAD DE LA ALIANZA NUPCIAL

61g. Este prefacio se dice en la Misa ritual de Matrimonio y puede decirse en otra circunstancia en que sea aconsejable y no corresponda un prefacio más propio.

V.
El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.

Tú has sellado la alianza matrimonial
con el vínculo indisoluble de la concordia y de la paz,
para que creciera el número de los hijos de Dios
por la honesta fecundidad de los esposos.

Y así, por medio de tu providencia y de tu gracia,
que se manifiestan de manera tan inefable,
los hijos nacidos para poblar la tierra
renacen espiritualmente para el crecimiento de la Iglesia,
por Jesucristo, Señor nuestro.

Por eso, con los ángeles y todos los santos,
te cantamos el himno de alabanza, diciendo sin cesar:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

PREFACIO DEL MATRIMONIO II
EL GRAN SACRAMENTO DEL MATRIMONIO

61h. Este prefacio se dice en la Misa ritual de Matrimonio y puede decirse en otra circunstancia en que sea aconsejable y no corresponda un prefacio más propio.

V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.

Tú has establecido una nueva alianza con tu pueblo,
para hacer partícipes de la naturaleza divina
y coherederos de tu gloria
a quienes redimiste por la muerte y la resurrección de Jesucristo.

Tú has querido que la abundancia de tu gracia
se manifestara en la unión del varón y la mujer,
de manera que la celebración de este sacramento
nos recuerde el designio inefable de tu amor.

Por eso, con los ángeles y todos los santos,
te alabamos diciendo sin cesar:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

PREFACIO DEL MATRIMONIO III
EL MATRIMONIO, SIGNO DEL AMOR DIVINO

61i. Este prefacio se dice en la Misa ritual de Matrimonio y puede decirse en otra circunstancia en que sea aconsejable y no corresponda un prefacio más propio.

V. El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.

Por tu bondad creaste al hombre
y le diste una dignidad tan grande
que en la unión del varón y la mujer
has dejado la imagen verdadera de tu amor;
y, al que por amor has creado,
no dejas de llamarlo a vivir en la caridad
para hacerlo partícipe de tu amor eterno.

Así, el sacramento santo del matrimonio,
convertido en signo de tu caridad,
consagra el amor humano por medio de Cristo, Señor nuestro.

A quien alaban los ángeles y todos los santos,
cantando sin cesar un himno de alabanza:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

PREFACIO DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA I
LA MATERNIDAD DE SANTA MARÍA VIRGEN

62. El siguiente prefacio se dice en las Misas de la Virgen María, haciendo mención, en el lugar correspondiente (***), de la fiesta, según se indica en cada Misa.

V.
El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.

Y alabar, bendecir y proclamar tu gloria
en la (***) de santa María, siempre virgen.
Porque ella concibió a tu único Hijo
por obra del Espíritu Santo,
y, sin perder la gloria de su virginidad,
derramó sobre el mundo la luz eterna,
Jesucristo, Señor nuestro.

Por eso, los ángeles y los arcángeles
y todos los coros celestiales
celebran tu gloria unidos en común alegría.
Permítenos asociarnos a sus voces,
cantando humildemente tu alabanza:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

PREFACIO DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA II
LA IGLESIA ALABA A DIOS CON LAS PALABRAS DE MARÍA

63. Este prefacio se dice en las Misas de la Santísima Virgen.

V.
El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
Señor, Padre santo,
reconocer tu grandeza en la perfección de los santos,
y proclamar especialmente tu inmensa bondad
al conmemorar a la santísima virgen María.

porque tú realizaste grandes cosas en el mundo
y diste pruebas de tu infinita misericordia
cuando miraste la pequeñez de tu servidora,
y por medio de ella,
nos diste al autor de nuestra salvación,
Jesucristo, tu Hijo y nuestro Señor.

Por él, adoran tu grandeza
todos los ángeles que se alegran en tu presencia.
Permítenos asociarnos a sus voces,
cantando alegremente:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

PREFACIO DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA III
MARÍA, SIGNO DE CONSUELO Y DE ESPERANZA

63b. Este prefacio se dice en las misas de la Santísima Virgen.

V.
El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo darte gracias,
es bueno cantar tu gloria, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.

Te alabamos y te bendecimos
por Jesucristo, tu Hijo,
en esta fiesta (memoria) de la bienaventurada Virgen María.
Ella, como humilde servidora, escuchó tu palabra
y la conservó en su corazón;
admirablemente unida al misterio de la redención,
perseveró con los apóstoles en la plegaria,
mientras esperaban al Espíritu Santo,
y ahora brilla en nuestro camino
como signo de consuelo y de firme esperanza.

Por este don de tu benevolencia,
unidos a los ángeles y a los santos,
te entonamos nuestro canto
y proclamamos tu alabanza:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

PREFACIO DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA IV
MARÍA, IMAGEN DE LA HUMANIDAD NUEVA

63c. Este prefacio se dice en las misas de la Santísima Virgen.

V.
El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo darte gracias,
Padre santo,
fuente de la vida y de la alegría.

Porque en esta etapa final de la historia
has querido revelarnos
el misterio escondido desde antiguo,
para que así el mundo entero
retorne a la vida y recobre la esperanza.
En Cristo, nuevo Adán,
y en María, nueva Eva,
se revela el misterio de tu Iglesia,
como primicia de la humanidad redimida.
Por este inefable don
la creación entera,
con la fuerza del Espíritu Santo,
emprende de nuevo su camino hacia la Pascua eterna.

Por eso nosotros,
unidos a los ángeles y a los santos,
cantamos a una voz
el himno de tu gloria:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

PREFACIO DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA V
MARÍA, MODELO Y MADRE DE LA IGLESIA

63d. Este prefacio se dice en las misas de la Santísima Virgen.

V.
El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
y glorificarte como es debido en esta celebración de la Virgen María.

Ella, al aceptar tu Palabra con su corazón inmaculado,
mereció concebirla en su seno virginal
y dar a luz a su propio Creador preparó en nacimiento de la Iglesia.

Ella, aceptando junto a la cruz el testamento de su amor divino,
adoptó como hijos a todos los hombres
nacidos a la vida sobrenatural por la muerte de Cristo.

Ella, unida a los Apóstoles en espera del Espíritu Santo prometido,
asoció su oración a la de los discípulos
y se convirtió en modelo de la Iglesia orante.

Elevada a la gloria de los cielos,
acompaña a la Iglesia con amor maternal,
y con bondad protege sus pasos hacia la partida del cielo,
hasta que llegue el día glorioso del Señor.

Por eso, con todos los ángeles y santos
te alabamos, cantando sin cesar:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

PREFACIO DE LOS APÓSTOLES I
LOS APÓSTOLES, PASTORES DEL PUEBLO DE DIOS

64. Este prefacio se dice en las Misas de los Apóstoles, principalmente en las de San Pedro y San Pablo

V.
El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.

Tú nunca abandonas a tu rebaño, Pastor eterno,
sino que lo proteges y conservas siempre
por medio de los santos Apóstoles,
y quieres que sea conducido por aquellos mismos pastores
a quienes tu Hijo confió la misión de continuar su obra.

Por eso, con los ángeles y los arcángeles,
y con todos los coros celestiales
cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

PREFACIO DE LOS APÓSTOLES II
EL FUNDAMENTO Y EL TESTIMONIO APOSTÓLICO

65. Este prefacio se dice en las Misas de los Apóstoles y los Evangelistas.

V.
El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.

Porque quisiste edificar tu Iglesia
sobre el fundamento de los Apóstoles,
para que ella permaneciera siempre en la tierra
como el signo de tu santidad
y anunciara a todos los hombres
el camino que nos lleva al cielo.

Por eso, con los ángeles,
cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

PREFACIO DE LOS SANTOS I
LA GLORIA DE LOS SANTOS

66. Este prefacio se dice en la Misa votiva de todos los Santos, de los Santos Patronos y Titulares de la Iglesia, y en las solemnidades y fiestas de los Santos cuando no tengan un prefacio más apropiado. También pueden decirse en las memorias de los Santos.

V.
El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.

Tú eres celebrado en la asamblea de los santos
y al coronar sus méritos coronas tus propios dones;
nos das el ejemplo de su vida,
la comunión en la unidad y la ayuda de su intercesión
para que, animados por su presencia,
lleguemos victoriosos a la eternidad deseada,
y recibamos con ellos la corona incorruptible de la gloria,
por Jesucristo, Señor nuestro.

Por eso, con los ángeles y arcángeles,
y unidos con todos los santos
cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

PREFACIO DE LOS SANTOS II
LA ACCIÓN DE LOS SANTOS

67. Este prefacio se dice en las Misa votiva de todos los Santos en general, de los Santos Patronos y Titulares de la Iglesia, y en las solemnidades y fiestas de los Santos cuando no tengan un prefacio más apropiado. También puede decirse en las memorias de los Santos.

V.
El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.

Con el testimonio admirable de tus santos,
fecundas a tu Iglesia con nueva vitalidad
y nos das pruebas evidentes de tu amor.
El ejemplo de los santos nos anima
y su intercesión nos acompaña siempre
para alcanzar el misterio de la salvación.

Por eso, nosotros, llenos de alegría,
te aclamamos con los ángeles y los santos:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

PREFACIO DE LOS SANTOS MÁRTIRES I
EL MARTIRIO COMO SIGNO Y EJEMPLO

68. El siguiente prefacio se dice en las solemnidades y fiestas de los santos Mártires. Se puede decir también en las memorias de los mismos.

V.
El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.

Porque la sangre del mártir san N.
derramada, como la de Cristo,
para confesar tu nombre,
manifiesta la acción admirable
con que tú robusteces nuestra debilidad
y demuestras que a partir de nuestra fragilidad
podemos llegar a ser testigos de Cristo, Señor nuestro.

Por eso, unidos a los coros de los ángeles,
te aclamamos en la tierra,
cantando sin cesar el himno de tu gloria:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

PREFACIO DE LOS SANTOS MÁRTIRES II
LAS MARAVILLAS DE DIOS EN LA VICTORIA DE LOS MÁRTIRES

69. El siguiente prefacio se dice en las solemnidades y fiestas de los santos Mártires. Se puede decir también en las memorias de los mismos.

V.
El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.

Tú eres glorificado por la alabanza de tus santos
y en su martirio se manifiestan las maravillas de tu poder,
porque en tu bondad concedes ardor a la fe,
inspiras firmeza en la perseverancia
y das la victoria en el combate,
por Cristo, Señor nuestro.

Por eso, unidos a los coros de los ángeles que te adoran,
cantamos un cántico nuevo
y te alabamos, proclamando sin cesar:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

PREFACIO DE LOS SANTOS PASTORES
LA PRESENCIA DE LOS SANTOS PASTORES EN LA IGLESIA

70. El siguiente prefacio se dice en las solemnidades y fiestas de los santos Pastores. Se puede decir también en las memorias de los mismos.

V.
El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.

Porque nos concedes la alegría de celebrar hoy la fiesta de san N.,
fortaleciendo a tu Iglesia con el ejemplo de su vida,
la enseñanza de su doctrina
y la ayuda de su intercesión.

Por eso, unidos a los ángeles y a los santos,
te alabamos llenos de alegría:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

PREFACIO DE SANTAS VÍRGENES Y SANTOS RELIGIOSOS
EL SIGNO DE LA VIDA CONSAGRADA A DIOS

71. El siguiente prefacio se dice en las solemnidades y fiestas de las santas Vírgenes y de los santos Religiosos. Se puede decir también en las memorias de los mismos.

V.
El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.

V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.

Al recordar a los santos que se consagraron a Cristo
por el Reino de los cielos,
celebramos tu admirable providencia.
Por ella la humanidad recobra la santidad primera
y experimenta anticipadamente
los bienes que espera recibir en el cielo.

Por eso, con todos los ángeles y santos
cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.